Hablando de macrocelebraciones, la pasada noche se dio por terminada la cuádruple entrega de conciertos en Barcelona de Coldplay, que ha reunido la abrumadora cantidad de 225.000 asistentes en cuatro fechas consecutivas en el Estadi Olímpic. Coldplay ha sido en las últimas dos décadas el eslabón final del pop-rock de estadios, esa entelequia que luce incapaz de renovarse del todo. Puede que entre los críticos discos inanes como “Mylo Xyloto” (2011) o “A Head Full Of Dreams” (2015) provocaran muecas de risa, pero la tozuda realidad ha dado la razón a los de Chris Martin, que sin necesitar de mucho halo cool parecen permanecer pétreos en la memoria colectiva, o al menos en la memoria del público de conciertos de estadio. Reevaluar los méritos y fracasos de la banda resulta un reto, particularmente dada la turra mediática que ha rodeado estas cuatro fechas, solo comparable a las visitas de Bruce Springsteen o los conciertos de The Rolling Stones.
Hay otros estrenos destacables, como el de “More Phtographs (A Continuum)” que publicó el pasado viernes el bueno de Kevin Morby, cerrando el ciclo que abrió el año pasado con el triunfal “This Is A Photograph” (2022), y mostrando una pasmosa capacidad de lanzar canciones más que notables a un ritmo de disco por año. Otro lanzamiento que merece nuestra atención es el de Junip, el proyecto paralelo de José González que regresa en colaboración con Sharon Van Etten y una nueva versión de la emotiva “Line Of Fire” que está incluida en el documental de National Geographic “Wild Life” (Elizabeth Chai Vasarhelyi y Jimmy Chin, 2023)