Hoy solo es el tercer lunes del año y “Blue Monday” no es más que una canción, aunque sea de las más influyentes y versionadas de la música popular, con un título inspirado en un personaje de Kurt Vonnegut. Mucha casualidad y ningún fatalismo, por muy insistente que sea el beat de New Order. Al contrario, la melodía con el nombre del presunto día más triste del año se publicó en marzo y está ligada a un milagro, el del renacimiento de la banda de Ian Curtis tras el fallecimiento del cantante. Los propósitos de cambio o mejora pueden arrancar en cualquier momento y en esta hoja en blanco empiezan a imprimirse recuerdos y expectativas emocionantes para conjurar esa melancolía antigua, congénita e inevitable, la del paso del tiempo, que una fórmula matemática ubica en el umbral de la tercera semana de enero.
El calendario, todavía reluciente en la primera hoja, se despereza con estrenos que soñamos poder paladear en los escenarios, donde se acumulan todos los sonidos que aún no han podido escaparse de los auriculares que acompañan nuestros tránsitos. Aunque la sombra de las cancelaciones siga sobrevolando nuestras agendas, hacemos planes como funambulistas. Tomando como punto de partida la esquina del palco en donde la vida nos haya colocado, cada quien camina por su alambre. O, al menos, lo intenta. Frágiles pero desafiantes.
De equilibrios, de perderlos y de mantenerlos sabe Nacho Vegas, más de tres décadas después de iniciarse en la música. Estos días vamos desentrañando la urdimbre emocional de “Mundos inmóviles derrumbándose” (2022) y, si la magia funciona, aplicándonos el cuento para hacerlo nuestro. Como la aptitud para percibir la grieta por donde se cuela la luz o germinar la esperanza desde la clarividencia ante el abismo, decir “ahora es nunca” no parece tan terrible en “El don de la ternura”. A su manera, la publicación del sexto disco de Toundra también agita el avispero. “Hex” es un canal por el que emerge la furia interior, convertida, al contacto con el aire, en un aviso desesperado de que el barco se va contra las piedras. Llámese fatiga pandémica, lucha de clases, empacho de superficialidad o fake news: no necesitan palabras (pero sí quieren explicarse, como demuestra la entrevista con el grupo que publica hoy Rockdelux), sobran los motivos y parece que las horas no llegan. El primer corte, “El odio”, dura 22 minutos. Otra opción es coleccionar belleza por placer y entregarla al mundo. Y aquí está ya Chan Marshall con el tercer disco de versiones de su carrera como Cat Power, “Covers”, regado de transformaciones curiosas e imaginativas de Bob Seger, Nick Cave, Iggy Pop, The Pogues, Billie Holiday y, como acostumbra, de alguna pieza de su propio cancionero.
En el clásico de literatura de viajes, “Los trazos de la canción” (1987), Bruce Chatwin explica la interpretación de los nativos australianos de su territorio como un repertorio musical y cómo cada pedazo de tierra estaba surcado por canciones que relataban las rutas de sus habitantes. Mientras prosigue la gira de su cuarto trabajo, “As catedrais silenciadas”, bien provisto de panderetas y pandeiros, Xabier Díaz acaba de compartir un hermoso avance de “Cantos de salitre”, un itinerario por la tradición musical gallega que verá la luz en este 2022 como serie audiovisual de ocho capítulos ubicados en sus correspondientes paisajes. Mapa y brújula en mano, arranca la semana.
Y arranca, también, con la triste noticia del fallecimiento de Rachel Nagy, fiera vocalista de The Detroit Cobras, a los 37 años. El deceso fue comunicado el sábado. La banda, fundada en 1994, publicó cuatro álbumes de estudio entre 1998 y 2007, aunque todavía permanecía en activo. Jack White, fan confeso de su irredento rock de garage, reeditó los dos primeros en 2016 en su sello Third Man Records.