Clip

Vampire Weekend

CapricornNick Harwood

Descender por el sistema suburbano acostumbra a ser bastante útil para tomarle el pulso a una ciudad. Especialmente si se trata de Nueva York, con su alocado y frenético ajetreo instalado en su red de metro. Ahí se emplazan Vampire Weekend para abrir portales hacia el pasado. Tanto “Capricorn” como “Gen-X Cops”, los dos singles de adelanto de su próximo álbum de estudio, “Only God Was Above Us”, se presentan como dos cápsulas del tiempo, conectadas entre sí, y lanzaderas hacia el pasado de la urbe de la Costa Este. Un tren de sombras cargado de una nostalgia hipnótica.

La pieza más lograda de los dos avances –dirigida por Nick Harwood, la otra corre a cargo de Drew Pearce– se introduce en un vagón de metro de gravedad invertida. Uno de esos vagones de metro grafiteados hasta la extenuación que Bruce Davidson inmortalizó con su cámara en el imprescindible volumen “Subway” (Aperture, 1986). Por una de las ventanas de este vagón entra un personaje negro, como un grafitero salido de otra línea temporal. A partir de esa escena, registrada en el presente bajo un look que emula lo pretérito, el trayecto se zambulle en un viaje al pasado de la megaurbe mediante imágenes del archivo personal de Steven Siegel –a quien agradecen especialmente en ambos clips– que recuperan la visión de esa ciudad aún indómita y sin colonizar por el capitalismo global. Un tour por el Nueva York salvaje de los setenta y ochenta, solo invocable a través de imágenes en movimiento granuladas y con impurezas. Esa ciudad que palpita a través de los carteles luminosos de Times Square, las parcelas “zona de guerra” del Bronx y otras miserias, los deportes callejeros, los novedosos arcades, procesiones carnavalescas, hombres anuncio, fervor religioso y demás fauna de una ciudad en un estado irrecuperable. El trayecto por el túnel del tiempo concluye abruptamente con la imagen nítida del desenlace, en la que por primera vez aparecen los tres miembros de la banda, con Ezra Koenig en la posición central, en una actitud solemne, rodeados por jóvenes de su generación en un enclave que está a medio camino entre una biblioteca y una iglesia. Como una toma perdida de “El cuento de la criada” (Bruce Miller, 2017-). Un lugar en cuyo fondo sobresale la bandera de las barras y estrellas, un Buda y otra bandera negra con un extraño símbolo que probablemente tenga su relación con la temática e imagen gráfica de “Only God Was Above Us”.

El trabajo de Harwood destaca no solo por el proceso de recuperación (con las horas de visionado que habrá invertido) de esas imágenes de archivo y su loable entrelazado en un montaje frenético, sino por toda esa manipulación del celuloide (añadida en la sala de edición) con el que imprime un cariz experimental. Una erosión física –como corresponde a un trayecto nostálgico– que se acentúa en el tramo final y que dota al conjunto de una dimensión abstracta y hasta mística, proporcionando una capa extra de magnetismo. Un viaje de arqueología visual que encandila con la contemplación de los destellos fugaces de esa Gotham espectral revivida durante unos pocos minutos. ∎

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