Álbum

Animal Collective

Strawberry JamDomino-[PIAS] Spain, 2007

Número 1, mejor álbum internacional del año 2007 (ex aequo con el “Person Pitch” de Panda Bear, complemento pop perfecto de “Strawberry Jam”), según el Rockdelux 258. Y es que todo lo que Animal Collective apuntaban desde el principio de la década, y desde las catacumbas del underground, se concretó aquí en la instauración definitiva de su reinado. El fichaje por Domino les sentó de maravilla: a partir de este disco, el mundo de la música pareció ya preparado para digerir, y copiar, sus carruseles de ritmos infinitos. Sobre “Strawberry Jam”, Jesús Llorente escribió: disco que consigue que “lo imposible sea posible y lo posible, imposible”. Escuchen “Peacebone”, muestra loca de su poderío.

No debe de ser tarea fácil pertenecer a Animal Collective. Con cada nueva entrega se enfrentan a la disyuntiva de bien dar otra vuelta de tuerca a su particular sonido (estrujándolo, filtrándolo, contaminándolo) o bien seguir la senda más accesible y clásica de “Feels” (2005). ¿Nos apuntamos al pop o nos deconstruimos de nuevo? ¿Nos ponemos o nos quitamos las camisas de fuerza? En realidad se trata de eso. Hay pocos grupos tan libres como Animal Collective. No es que no piensen en su público cuando componen o graban; es que a veces no piensan ni en sí mismos. La clave está en dejarse llevar.

“Strawberry Jam” (2007), su primer largo para Domino, es un álbum con muchas caras y bastantes máscaras. En un mal día y con la guardia baja, sus nueve canciones pueden, por este orden, darte mucho calor, acabar con tu paciencia de musicólogo, hacer que te rechinen los dientes y meterte directamente en la cama para no salir en dos días. Pero en circunstancias normales, y aunque en ocasiones suenan crispados y crispantes, es una aventura fascinante en la que, sí, a veces cuesta entrar, pero también cuesta luego salir. ¿Son Animal Collective un género en sí mismos? Habría que preguntárselo a algún antropólogo especialista en música nativa norteamericana. Desde “Peacebone” hasta “Derek”, pasando por las excepcionales “Chores” y “Fireworks”, el cuarteto de Nueva York demuestra una destreza y un aprovechamiento de sus recursos que para sí quisieran la mayoría de las bandas que quieren merecer la pena. Sería fácil atragantarse con tanto carrusel sónico, tanta incitación tribal, tanto olor a peyote, pero Animal Collective hacen que lo imposible sea posible y lo posible, imposible. ∎

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