Disco destacado

Ela Minus

DÍADomino-Music As Usual, 2025

Antes de ser Ela Minus, Gabriela Jimeno era baterista de hardcore en un grupo de Bogotá llamado Ratón Pérez. De esto han pasado más de veinte años, pero tiene bastante que ver con que uno de los mejores discos de 2020 dentro del ámbito del electropop (“acts of rebellion”, su debut) lo firmase con 30 años. Entre un proyecto y el siguiente, la colombiana vivió en Boston y en Brooklyn, y estudio jazz y diseño de sintetizadores en Berklee (que no tiene nada que ver con construir un teclado, sino con que te enseñen a girar muchas ruletas para encontrar el sonido deseado). Todos aquellos que alguna vez hayan coqueteado con la síntesis, saben que en la textura se encuentra la verdadera complejidad. Sin embargo, el de Jimeno parece ese perfil que no se acerca a la electrónica hasta una edad tardía por criarse en un entorno rock/hardcore que ve la otra escena como algo de segunda.

Si merece la pena incidir en su bagaje, es porque puede llegar a ser compartido con gran parte de su audiencia. Particularmente en España, país en el que la cultura alternativa comúnmente conocida como indie siempre ha estado ligada a lo post-algo o a la música de mirarse a los zapatos y donde el techno-pop de la autora sigue concibiéndose a día de hoy como algo vanguardista o simplemente raro. En realidad, su propuesta resulta disidente tanto para la electrónica más purista como para la escena anteriormente descrita, pero, más que en el experimento, Minus se centra en el detalle del timbre. Así, su trabajo resalta, sobre todo, por el diseño sonoro: no innovador, sí sobresaliente, pues más que experimentar con los sintes, se podría decir que simplemente los estudia.

DÍA se inspira en un ciclo solar, desde los primeros rayos de luz hasta los últimos. Así, funciona como un círculo en el que “ABRIR MONTE” (la que inicia) y “COMBAT” (la que cierra) se acercan más a las corrientes ambientales o al space age tardosesentero, como si la colombiana en otra vida hubiera sido amiga íntima de Mort Garson y Robert Moog. “ABRIR MONTE”, de hecho, se refiere a una práctica consistente en desbrozar una parte de este para hacer el camino más transitable: de ahí que esta introducción sea más abstracta y menos percusiva. Por su parte, el contenido de ese sándwich aumenta de intensidad a medida que nos acercamos al ecuador, siendo el techno más puro protagónico en la mitad del trabajo. Además, Minus procura que todas las canciones funcionen como un todo, a modo de sesión de DJ: por ejemplo, “ONWARDS”, “AND” y “UPWARDS” se construyen como una única pista dividida en tres (y un nombre dividido en las mismas partes).

Frecuencias nómadas.
Frecuencias nómadas.

“DÍA” se grabó entre México, Colombia, Los Ángeles, Nueva York, Seattle o Londres, y coincidió con un período pospandémico donde Minus tenía muchas dudas sobre lo que quería transmitir con su nuevo trabajo (la problemática de un debut exitoso). Pasó de encerrarse a convertirse en alguien nómada, a conocer lo que “se suponía que era su música” (o lo que su audiencia decía que era) y a sentir la presión. Sin embargo, y en lugar de dejarse dominar por esta, ha esperado a ser capaz de diluirla bajo un manto de luz, y es por esto que “DÍA” es mucho menos oscuro que su predecesor (por ello le da nombre inspirada en los rayos de sol). Todo esto sucede sin olvidar que todo álbum de techno tiene algo de negror, canalizado sobre todo en sus letras llenas de desánimo (“I’ve been a fool, acting all cool and now I’m broken” en “BROKEN”, “Can you hear me crying when you go to sleep? Chasing after phantoms, bowing down to someone else’s idols” en “IDOLS” o, directamente “Todos estamos de acuerdo en que es el fin de los tiempos” en “QQQQ”).

Pese a la exposición de sus letras y a que muchas de las pistas en el trabajo contenidas pasen por bangers de club, el segundo LP de Ela Minus pertenece a esa vertiente de la electrónica que se hace por disfrute doméstico y desarrollo del pensamiento, que en un género orientado al ámbito nocturno y el disfrute social siempre puede parecer paradójico. “DÍA” tiene algunos elementos que se repiten a lo largo de todo el viaje, como el arpegiador como elemento principal, los detalles en textura glitch o los pads a lo space age anteriormente comentados que en ocasiones adoptan el rol del bajo (extraños para bailar por adolecer de carácter percutivo, de ahí el toque habitacional del álbum). Así, por un lado, parece imposible no pensar en la discografía de la colombiana como un objeto de estudio inmenso en el que Minus se exprime el cerebro hasta la textura deseada. Por otro, con propuestas como la suya se hace patente la necesidad de adoptar una terminología electrónica más exacta fuera de una escena que no es la del club. Minus sabe cuáles son los nombres en torno a los que su propuesta se enmarca y, probablemente, le cueste encontrarlos en diálogos sobre sus trabajos. Quizá, de no haber sido así, su frustración y su falta de ideas no habrían sido tan intensas. ∎


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