Álbum

Goat Girl

Below The WasteRough Trade-Popstock!, 2024

Goat Girl siempre ha sido una fuerza dinámica de creatividad, y su nuevo trabajo de dieciséis canciones, “Below The Waste”, lo confirma. Desde que se formara en 2015, el grupo se ha convertido en un elemento crucial de la escena post-punk actual, con un sonido refrescantemente nostálgico y experimental. A su primer álbum homónimo, Goat Girl (2018), un extenso e impredecible debut de diecinueve pistas, le siguió “On All Fours” (2021), un proyecto aún más ambicioso y algo psicodélico.

La banda londinense, que solía contar con Naima Bock y casi hasta el último momento de la grabación de este disco tuvo en sus filas a Ellie Rose-Davies, labró “Below The Waste” en Irlanda con el coproductor John “Spud” Murphy, las cuerdas en un granero de Essex y las voces extras en Studio 13, al oeste de Londres.

Desde su despiadada sinceridad, el ahora trío formado por la vocalista y guitarrista Lottie Pendlebury (ella/la), la bajista Holly Mullineaux (ella/ella) y le baterista Rosy Jones (elle/le) ha moldeado un álbum delicado y armonioso que avanza internamente entre el caos y el orden. La experiencia de Jones al declararse queer y su batalla contra la adicción nos lleva directamente a hablar de su canción “tcnc” –son las siglas de “take care, no crack”–, con frases como “not gonna crack like that, already had a spat with crack”, un ejercicio musical embadurnado de tensión y liberación, y un tema que dividirá a los seguidores en apto/no apto por sumar las guitarras de Hole con los sintetizadores de M.I.A. y por unas letras más habladas y gritadas que cantadas; en definitiva, una pista fascinante. Esta alusión a tiempos más oscuros vuelve de nuevo con la balada a piano “take it away” y su frase “Oh if I could, I’d take it away from you”, repetida constantemente sobre unos coros y una familia de cuerdas.

La obra comienza con “reprise”, un interludio instrumental, y cuenta con otros dos a lo largo del álbum, prelude y “s.m.o.g.”, todos ellos fuertemente inspirados en el mundo natural, con cantos de pájaros, lluvia y campanas; casi de manera inmediata la segunda canción, “ride around”, nos enamora como lo hizo PJ Harvey en la época de “Stories From The City, Stories From The Sea” (2000). No es de extrañar que este fuera su primer sencillo. Al segundo interludio también le sigue otro tema fascinante, “tonight”, pista en clave slowcore donde la voz de Pendlebury se siente especialmente cercana al micrófono e íntimamente incómoda. Se propusieron no utilizar demasiados instrumentos convencionales, y esto se puede apreciar en casi todas las pistas que hemos nombrado hasta ahora.

“where’s ur <3” tiene uno de los ritmos más interesantes que hemos escuchado en la banda; “pretty faces”, liderada por cuerdas y voces, experimenta con ellas bajo su más que palpable influencia folk. Estas últimas alcanzan su máximo apogeo, cabalgando con guitarras y sonidos siniestros, en “perhaps”, aunque es con “jump sludge” donde estallan con aún más intensidad en un sonido retrofuturista similar al de Stereolab o Broadcast. Es posible que para cuando hayas llegado a este tema te haya explotado la cabeza y te quieras aislar del mundo, aunque siempre puedes echarte a la carretera y volver a “motorway”, una canción sideral diseñada para largos viajes. Después, los seis minutos de su última pista, “wasting”, que arranca con un sobrecogedor doom metal, nos confirman que estamos ante un disco brutal.

Aunque no es cumplidamente experimental, “Below The Waste” es atrevido, intrigante y carece de cualquier momento que pueda considerarse repetitivo. Son 48 minutos para sentirte atrapado, la banda sonora perfecta para una película centennial de David Lynch. ∎

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