Álbum

León Benavente

2DRO-Warner, 2016
La amplia sala de grabación de los estudios Garate –esos techos altos, la piedra y la madera– le ha hecho mucho bien a las nuevas canciones de León Benavente. El bruto servido por el maestro Kaki Arkarazo respira en plenitud, expandiendo su infeccioso contenido como el gas, hasta ocupar todo el espacio posible. Aun así, no hablamos de composiciones etéreas o incorpóreas, sino todo lo contrario. La fuerza de gravedad de “2” es tremenda y ejerce una atracción irremediable e instantánea.

En “León Benavente” (2013), su inesperado debut, ya había motivos para el asombro, pero este segundo trabajo del cuarteto supera toda expectativa. Al enfoque rítmico –nítido, rico y contundente– se suma una excelente y sutil faena guitarrística con mucha más miga de la que aparenta. Y el expediente lírico, con Abraham Boba como único responsable, es digno de estudio. El barbado cantante ha depurado sus versos de forma encomiable, haciéndolos crecer no solo a lo ancho, que también, sino otorgándoles una tercera dimensión ante la que solo cabe descubrirse.

Resulta realmente difícil destacar tal o cual canción. Las nueve son sensacionales y conjugan inmediatez rockera y espíritu insumiso en un fascinante juego de espejos pop que sorprende por sustancioso y empático. Lo difícil al escuchar este disco es no darse por aludido, no reconocerse en él. ∎

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