En 2005, Miguel Poveda ya era bastante más que una joven promesa del cante flamenco que se gestaba y facturaba desde Cataluña. Pero ese año decidió dar una radical vuelta de tuerca a su trayectoria que en realidad no hacía sino confirmar su carácter, o lo que es lo mismo, su arte, tan creativo como versátil. El disco que editó aquel año, “Desglaç” –“deshielo”, en castellano–, fue una pequeña bomba que sorprendió por su atrevimiento. Era toda una provocación, una especie de desafío a los puristas de dos bandos opuestos; a los que negaban la personalidad catalana del flamenco y a los que negaban la personalidad flamenca del catalán.
De hecho, Poveda no inventaba nada, porque se ha cantado flamenco en catalán desde hace siglos, aunque casi nadie lo ha reivindicado. Pero él resucitó el género –si es que puede denominarse así– y volvió a poner los puntos sobre las íes en un tema que prácticamente había sido olvidado, porque “Desglaç” era todo un acierto, ya que fue concebido a base de adaptaciones de poemas firmados por algunos de los más egregios autores de las letras catalanas.
Veinte años después, el cantaor ha decidido reeditar este disco, que originalmente apareció como CD, con un formato de LP de color blanco y añadiéndole una composición inédita que viene a rematar la apuesta: “Si el món fos”, un poema de Joana Raspall convertido en toda una sardana que interpreta junto a la Cobla La Principal del Llobregat. Y otra novedad significativa es que en la portada del álbum su protagonista aparece fotografiado en el mismo escenario que en la edición original (aunque mirando de forma opuesta). ¿Por qué será?
Ilustres poetas como, entre otros, Jacint Verdaguer, Joan Margarit, Maria-Mercè Marçal, Joan Brossa, Enric Casasses, Narcís Comadira, Sebastià Alzamora o Gabriel Ferrater rubrican los versos que interpreta Poveda. A veces son poemas sensuales, románticos, tiernos e intimistas. Y en otras ocasiones dejan traslucir la típica “rauxa” del país, la rebeldía y la pasión, destacando en este último caso “Final!”, una magnífica diatriba de Brossa con motivo de la muerte el general Franco, que justo ahora coincide con el 50º aniversario de la desaparición del dictador. También llama la atención por su clarividente dureza “Jo, l’invertit de cos i ànima”, de Alzamora.
Musicalmente, “Desglaç” es un trabajo que no se limita a llevar al terreno del flamenco la obra de unos cuantos escritores catalanes, ya que también incorpora elementos jazzísticos, como en “Plany de maragdes” de Joan Barceló, y sobre todo porteños, porque la presencia del tango y sus sucedáneos es una constante en el álbum gracias a la presencia del bandoneón de Marcelo Mercadante. Pero indiscutiblemente el espíritu jondo es el predominante. Ahí están, por ejemplo, la guitarra de Juan Gómez Chicuelo y el piano de Joan Albert Amargós, que además han compuesto y arreglado unos cuantos temas. Por cierto, ambos han sido acompañantes asiduos de Poveda.
Y para acabar, como era de rigor, en este repertorio no podía faltar una rumba; una buena rumba de autor, eso sí, obra de Chicuelo. El poema escogido es “No et veuré més”, una bonita proclama amorosa, por no decir erótica, bañada en acordes de jazz de Margarit. Y con la voz invitada del desaparecido cantante Moncho. ∎