Álbum

MIKE

Showbiz!10k, 2025

Cuando hablé con él para Rockdelux ahora hace poco menos de un año, en vísperas de su paso por España para presentar “Burning Desire” (2023), MIKE insistía en tres aprendizajes que habían sido fundamentales durante los años turbulentos que van desde el fallecimiento de su madre hasta su consolidación como rapero de éxito, o al menos de culto en el underground contemporáneo: ser agradecido, pues todo en la vida pasa por algo; ser honesto con uno mismo y fiel a las convicciones propias; ejercitar la paciencia como máxima vital. “A veces se nos olvida que una de las relaciones más importantes que tenemos, si no la que más, es con nosotros mismos, y que de ahí vienen muchas de las cosas que definen la forma en la que nos relacionamos con el mundo y con los demás”, me dijo entonces. Ahora, un año y un álbum después –ese salto de dinamismo que supuso “Pinball” (2024) a medias con el productor Tony Seltzer–, el rapero neoyorquino regresa con “Showbiz!”, y en él explora esos sentimientos a través de canciones como “The Weight (2k20)”. Pero por encima de todo rinde homenaje a esas tres máximas, a su santísima trinidad del autodescubrimiento y la reconciliación.

Gracias a ellas también ha sido capaz de ir bregando en este complejo mundo del espectáculo que sirve como percha genérica del álbum, y del que habla explícitamente en “What U Bouta Do? / A Star Was Born”“You know it ain’t no church when you in the wild / You know it ain’t no verse without a big amount”– o en la más oscura “Belly 1”. Compuesto prácticamente en movimiento, mientras MIKE recorría por primera vez el mundo dando conciertos al abrigo de este éxito quizá inesperado, este nuevo álbum captura además un espíritu viajero, y se abre panorámicamente a espacios y tiempos diferentes, mostrando cada vez más un lugar menos limitante y más itinerante. En su proceso, y aceptando todo como viene, con su lado oscuro, MIKE ha aprendido a que su zona de confort no le exija unas ciertas condiciones, sino a definirlas él mismo según las cosas cambian, para bien o para mal.

Lo hace desde el arranque mismo, trazando paralelismos entre el dinero y el éxito y una trampa para osos: “Dreams of getting rich, I was poor then / Nowadays I don’t pray for shit but for more strength”. Lo superficial pierde sentido y quedan los vínculos, y lo importante es mantenerse sereno y fuerte cuando estos amenazan con romperse, o cuando se quiebran por nuestra propia fragilidad. En “You’re The Only One Watching” aparece la voz de su madre para darle el aliento que necesita; un audio de su padre clausura precisamente “Bear Trap”. Y un fan le confiesa su admiración al final de “Da Roc”, una de las piezas centrales del trabajo: “I’ll forever love MIKE”.

La gestión consecuente de este éxito y estas alabanzas se convierte en la protagonista de “Lost Scribe”, y en “man in the mirror”, por ejemplo, reconoce con humildad su posición actual en un ejercicio bastante raro de flexeo sin carga alguna de comparación o competición. Para MIKE la música siempre ha sido un fin en sí mismo, y poder dedicarse a ella ya es el triunfo definitivo, así que cualquier amago de braggadocio queda siempre relegado a una palmadita personal que aguanta entre dudas y más dudas, o al reconocimiento de todas las heridas y sacrificios que uno tiene que hacer por conseguir hacerse una carrera en esto: “Try walk my route, believe me, you gon’ call it quickly / Go through all that doubt and grief, evadin’ thoughts of envy”, rapea en “Watered down” aludiendo también a la paciencia; o en “Artist Of The Century”: “I been putting up with strife since a youngin / The prize isn’t much, but the price is abundant”.

En lo musical, las bases jazz siguen marcando la mayor parte de la producción, con un estilo entre el collage de MF DOOM y la sampledelia de Dilla –alucinante en este sentido “When It Rains”–. Pero quizá hay aquí una intención más orgánica, en la línea de “Burning Desire”, que se percibe en temas como “Then we could be free..”, “Watered down” o “Lost Scribe”, y en ese uso de los samples soul como fundamento principal. También hay un tema de puro R&B contemporáneo con la voz de Duendita, “Miss U”. Y se percibe además un rango de experimentación mayor, con ejemplos como la hipnótica “Zombies Pt. 2”, la alienígena “Spun Out”, “Artist Of The Century” o la final “Diamond Dancing (Broke)”, una fantasía espacial de voces distorsionadas y sintetizadores.

Ampliando sus posibilidades pero recreándose en el redil que el hogar supone cuando eres capaz de convocarlo en cualquier parte, MIKE admira la trascendencia en un “warm text” o en unos porritos para sobrevivir a esta eterna vuelta a casa. En toda esa “shit you can’t replace for the cheese”. Y firma quizá el que es su mejor disco hasta la fecha. Un paso más en un camino que no es sino una imparable evolución. Su gran misterio es que, sin caer en el buenismo a veces impostado del conscious rap y en la revelación divina, ha sabido hacer de su hip hop un espacio tan espiritual como de reunión y conexión, cargado de significado y compromiso en su rendición constante, y consciente, a lo más cotidiano. ∎

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