Como debe ser muy duro verse de pronto convertidos en portavoces de una generación y haber firmado la obra más importante de los noventa –“OK Computer” (1997), dicen–, Radiohead han decidido salirse por la tangente. Y el tan cacareado álbum experimental y rupturista, electrónico y radical, se podía haber quedado en una pequeña pataleta de estrellones con inquietudes que quieren –y pueden: las ventas cantan y cuentan– dejar constancia de que son artistas con actitud. Pero Thom Yorke, Jonny Greenwood y compañía han demostrado que saben nadar y guardar la ropa y “Kid A” le lanza piedrecitas al tópico Radiohead sin romper traumáticamente con su pasado.
Escuchar a estas alturas el catálogo Warp, alabar a Richard D. James y Alice Coltrane o asomar la nariz por el hormiguero post de Chicago debe de sonar muy revolucionario en las oficinas de Parlophone o en las gradas del estadio más cercano, pero en otros círculos solo puede provocar sonoras carcajadas. Y aunque una gran parte del álbum remita a descartes de Autechre, Tortoise, Brian Eno o Boards Of Canada, lo cierto es que la reconversión funciona (a veces muy bien: “In Limbo”, “Idioteque”). Y cuando abordan terrenos más identificables con su estilo, entregan algunas gemas de peso (“Morning Bell”, con su ritmo transparente y el falsete vocal; la tristeza acústica, épica y atmosférica de “How To Disappear Completely”, una cumbre). Pero también hay patinazos en la vulgaridad (“Optimistic”). Los mortales que nunca se han sentido fascinados por el touch de los de Oxford (yo, por ejemplo) deberían exigir a Radiohead menos indefinición y más riesgo, pero incluso los más escépticos aflojarán resistencias frente a “The National Anthem”, una carnosa orgía de inspiración jazzística armada con una sección de viento opulenta y una línea de bajo monstruosa.
Como álbum de crisis –real o supuesta–, “Kid A” –con un sonido panorámico, envolvente, detallista, cortesía, una vez más, de Nigel Godrich–sale notablemente airoso y no cae en el ridículo de otros intentos similares de torpedeo del mainstream (recuerden a Blur y su “madurez” copiando sin gracia a Pavement o Guided By Voices…) y deja la puerta abierta a nuevas y relevantes aventuras en la tierra de “Creep”. ∎