Cultivadores de un art pop surrealista con muchas singulares vertientes, Sparks siempre han sido una rareza, pero ahora lo son en más de un sentido: un grupo que, llegado a la relativa vejez, sigue sacando buenos discos y, además, con incluso mayor éxito en listas que en sus supuestos tiempos de gloria; “MAD!” (2025) llegó al segundo puesto en Reino Unido, dos por encima de lo que lograron con el célebre “Kimono My House” (1974). Sí, de acuerdo, eso es porque solo los suscriptores de ‘Mojo’ siguen comprando discos, pero no se puede negar el mérito a Ron (80 años cumplidos en agosto) y Russell Mael (77, sin que se note un ápice en la voz), que en la última década, quizá en parte propulsados por su colaboración con Franz Ferdinand en “FFS” (2015), parecen estar viviendo una nueva juventud y teniendo una importante racha de inspiración.
Según contaron en la citada ‘Mojo’, “MAD!” fue un disco que se hizo rápido, en seis meses, aprovechando el chute de cariño recibido noche tras noche en la gira de “The Girl Is Crying In Her Latte” (2023). Ahora, responden a la excelente recepción del último álbum con el que es ni más ni menos que el primer EP de su carrera. No, no es colección de descartes de las sesiones de “MAD!”, sino una nueva grabación producto de “retiro rápido pero intenso al estudio”, según ha explicado el dúo en nota de prensa.
Vamos a perdonarles esa portada tan fea (básicamente, la foto que ilustraba la de “MAD!”, pero atravesado por un puño) porque el interior es brillante. Sobre todo la canción estrella del lote, “Porcupine”, declaración de amor a una mujer que, como indica el título, tiene algo de puercoespín, de chica poco refinada, algo que no inquieta al narrador, más bien al contrario. Su adoración es total: “Un poco bruta, podrías decir / Nada de malo en ello, diría yo”. En el vídeo dirigido por Fred Rowson, ella (interpretada por Self Esteem) acosa a los Mael con un rodillo y acaba convirtiéndolos en pobres seres bidimensionales.
De la puercoespina puede decir que es su chica, pero en el caso de “Fantasize”, Russell canta sobre amor no correspondido, sobre tratar en vano de hacer caer al ser amado/idealizado en el que él es su mejor opción. La melodía vocal recuerda, al principio, al estribillo del clásico “When Do I Get To Sing ‘My Way’”: ese toque operático que les sienta tan bien. Menos accesible es la carnavalesca “Mess Up”, especie de compendio de formas de pifiarla en la vida (por ejemplo, aplaudiendo de pie cuando la orquesta solo está afinando). Cerrando el lote encontramos “They”, balada glam sobre las expectativas insatisfechas, sobre un público que, al contrario del que suele acudir a los shows de Sparks, no acaba contento. Entre otros motivos porque “esperaban verte hacer el twist toda la noche”.
“MADDER!” ha llegado en CD, 10” y un picture disc que se puede guardar en la “deluxe triple gatefold edition” de “MAD!”; sigan las instrucciones para hacerlo en este impagable vídeo de unboxing protagonizado por los propios Mael. ∎