Álbum

Suede

AntidepressantsBMG, 2025

Vuelven Suede con su mejor álbum del siglo XXI. La reunión de bandas que fueron glorias en el pasado no siempre genera tantas alegrías. Y es que Suede están aquí para celebrar el concepto de reinvención. El post-punk fluye lustroso en “Disintegrate”, primer single de anticipo del álbum que ya anunciaba algo grande con este nuevo trabajo, y que sirve de gran traca inicial de estos “antidepresivos”, para luchar contra la enfermedad del mundo y de los males mentales. Once canciones como once píldoras musicales sanadoras ante las adversidades.

El quinteto londinense fue, junto a Pulp, de las bandas más interesantes de los noventa, con tres álbumes para la posteridad: “Suede” (1993), “Dog Man Star” (1994) y “Coming Up” (1996). En sus inicios se acercaron al glam (T. Rex, David Bowie), pero también al lirismo pop de The Smiths. Ahora parece que tienen la mirada más enfocada en la new wave y en el post-punk, abriéndose a otros cruces estilísticos. Y nosotros encantados de que hayan construido un sonido imponente a la par que contundente.

“Dancing With The Europeans”, tercer y último single de adelanto, camina firme entre guitarras afiladas y transiciones espléndidas. La poderosa voz de Brett Anderson se prolonga firme en el horizonte. “Obtuve una mancha europea dentro de mí”, canta como apelando a las raíces pero también a la unión. Porque “tus fantasmas son mis fantasmas”. No puedo evitar acordarme de la levedad de su envolvente medio tiempo “Europe Is Our Playground”, cara B de su single “Trash”.

La canción que da título al álbum me retrotrae a Television y a la urgencia de The Undertones. “Sweet Kid” sacude, porque los devuelve a la palestra de una manera fulminante apelando al magnetismo pasado de “New Generation”. La prestancia de su sonido se plasma en estribillos vigorosos como el de “The Sound And The Summer”. “Somewhere Between An Atom And A Star” traslada “She’s Not Dead” al siglo XXI, y eso que hace tiempo que ya no está Bernard Butler. No hay mejor manera que actualizar tu sonido sobre tus propios clásicos, exprimiendo épica por doquier. Y con buen tino.

Los británicos no dan puntada sin hilo, como atestigua también “Broken Music For Broken People”, que podría servir de himno ante la desesperación. Anderson prosigue clamando en “Criminal Ways” al desencanto político y al hecho en sí del robo, a la adrenalina que desprende, al filo del miedo, a la intimidad o al impacto en el cuerpo. “Trance State” emerge con un bajo poderoso y contundente, un ritmo vibrante, guitarras cristalinas y envolventes, para proyectarse en el horizonte en un estado de trance. Una buena banda sonora para sobreponerse (“uhs”, mediante) de las caídas emocionales, para permanecer vivo. Una marca de la casa es el cierre de sus álbumes, transitando en la grandeza de medios tiempos como “June Rain” que fluyen hasta el apogeo en un “Love you ‘til july”. “Life Is Endless, Life Is A Moment” suena a epitafio, a confesión final, con guitarras lacerantes, como látigos que golpean la vida.

En resumen, Suede exhiben −en su décimo álbum de estudio− cierta crudeza, reflejando en parte los tiempos que vivimos, actualizando su sonido, que ya brillaba en “Autofiction” (2022). Suede lo impostan aún más, sin caer en grandilocuencias ni en excesos. En casi 40 minutos “Antidepressants” expone con maestría su vigencia. La gloria pasada perdura, quizá porque siempre estuvo ahí. ∎

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