Los cinco años transcurridos desde “I Feel Alive” (2020) se han hecho largos, pero al menos casi todos los TOPS han tenido la decencia de sacar cosas en solitario o en compañía de otros, y no dejar de fascinar con su arte pop. La cantante (además de compositora, productora y flautista) Jane Penny lanzó el EP “Surfacing” (2024); el guitarrista David Carriere ha trabajado con Amery Sandford de BBQT en los dance-pop Born At Midnite, y la teclista Marta Cikojevic publicó en 2022 como Marci un álbum homónimo casi a la altura de los mejores del que ha sido su grupo desde hace ocho años.
Nótese el casi. Algo sucede cuando todos estos talentos (a los hay que sumar al batería Riley Fleck, últimamente visto en directo con Jessica Pratt) se juntan en una habitación o un estudio y dejan que sus mentes comulguen. Algo bastante único: un asalto de infinito carisma indie al soft rock y, sobre todo, el sophistipop con letras esquivas pero resonantes sobre las políticas del deseo.
En su debut para Ghostly International vuelven a brindar todo lo que se espera de ellos, de las grandes melodías a los arreglos depurados al límite, pasando por las referencias a Prefab Sprout y Fleetwood Mac, pero a la vez se marcan un repertorio ligeramente siniestro. Cuando empezó la grabación, notaron un cambio y decidieron ir hasta el final. “TOPS malvados”, bromeaban entre ellos, según explican en nota de prensa. Según Penny, querían canalizar el mundo a su alrededor, lo que inevitablemente desembocó en material más turbio de lo habitual.
No se vayan todavía; no se fíen tampoco de esa portada feísta. Ellos siguen siendo igual de elegantes. Es solo que después de piezas tan canónicamente TOPS como “Stars Come After You” y “Wheels At Night” –obra maestra del subgénero “música para conducir de noche”– pueden llegar una diversión lasciva, medio R&B, medio yacht rock, como “ICU2” (“boy you got some stamina”); algo tan sorprendente como “Falling On My Sword”, a la vez hardcore punk (pasión de Carriere) y easy listening, o un arrebato disco como “Annihilation”, aún más bailable que aquel memorable “Way To Be Loved”, si consigues olvidar su título e ignorar que su letra habla sobre lo efímero de todo; “all the greatest men and women die, my friend”, cantan en referencia a favoritos como Sinéad O’Connor, a la que ya rindieron homenaje hace tiempo con “Outside”, o Ryuichi Sakamoto, a cuya Yellow Magic Orchestra guiñan aquí sutilmente el ojo.
Todas pequeñas grandes canciones, pero ninguna a la altura de “Chlorine”, balada sobre relaciones tóxicas, alcohol y cloro y el cloroformo de la atracción imposible. A Penny le gusta cantar un poco diferente en cada disco; aquí nos sorprende con una de sus interpretaciones más dolidas, dramáticas, sentidas hasta la fecha, que tiene cierta continuación en la también intensa “Paper House” (sobre todo en las armonías vocales que se marca con Cikojevic), cierre bastante espectacular para esta deliciosamente oscura clase maestra pop. ∎