¿Qué hace un coruñés como tú en la capital del imperio británico?
Yo había estado en A Coruña en el conservatorio y me fui a Londres a buscar más música. Quería estudiar algo que tuviera más que ver con el estudio de grabación, la producción, la ingeniería… Me metí en el London College Of Music y enseguida me encontré muy a gusto, porque había módulos distintos: uno de ingeniería, otro de producción, otro de diseño de sonido, otro de negocios… Me abrió la mente a cosas distintas que se podían hacer en el mundo de la música, porque no todo es tocar en un grupo. Cuando tenía 15 años, lo que yo realmente quería ser era Slash (se refiere al guitarrista de Guns N’ Roses).
Rastreando tu biografía, descubrimos que empezaste a hacer prácticas de sonido de directo en The George Tavern, un pub que resulta que es uno de los favoritos de Nick Cave…
Sí, parece ser que en los noventa él estaba por ahí todo el rato y yo, unos años más tarde, mientras estaba en la universidad e intentando hacer cualquier trabajo que pudiera, una de las cosas que hice fue sonorizar en ese pub a un montón de grupos de lo más distinto. Es algo que recomiendo a cualquiera al que le interese la producción y la ingeniería de sonido, porque tienes que espabilar… Cada noche tocan cinco grupos distintos y no hay tiempo para nada: tienes los micrófonos justos y te las tienes que apañar de cualquier manera para que suene bien. Que le suene bien al grupo y que le suene bien al público. Y aprendes muchísimo con eso. Y luego, cuando tocas tú, aprecias lo que tiene que hacer el técnico y te quejas menos.
Llegaste al Reino Unido en 2003, pero adelantemos unos años: ¿Cómo entraste en contacto con Nick Cave?
Nick Cave había hecho el libro “La canción de la bolsa para el mareo” (2015) y gracias a un amigo pude conocer a su editor, que nos dijo que había que grabar una versión de audio del libro. Obviamente le dije que se lo podía grabar. Yo no grabo audiolibros, no me dedico a eso, tengo un estudio de música, pero quería trabajar con Nick y por eso me ofrecí a grabarlo. ¡Hubiera pagado por hacerlo! Haciendo esa grabación nos terminamos llevando muy bien y, cuando no miraba nadie, le dije a Nick que si quería grabar algo de música, que me llamara. Creo que había quedado claro que teníamos un sentido de la estética muy parecido y que nos gustan las mismas cosas. Yo soy muy fan de él, pero es que además soy muy fan de sus influencias: Johnny Cash, Elvis, Leonard Cohen, Kris Kristofferson, etc. Y entonces, unas semanas después me llamó para grabar “All The Gold In California”, un viejo tema de Larry Gatlin del que él y Warren Ellis iban a hacer una versión para la serie “True Detective”. Vino a producirlo T-Bone Burnett y quedaron muy contentos, así que seguimos en contacto hasta que unos años más tarde me llamaron para grabar “CARNAGE”, el disco que hicieron Nick y Warren solos en mitad de la pandemia. El confinamiento no fue tan restrictivo como en España, se podía ir a trabajar, pero no había nadie en Londres; las calles estaban vacías y el estudio también, así que nos pasamos dos semanas los tres en el estudio. Ellos trabajan de una forma muy particular y nada rígida: se ponen a hacer jams de dos horas y vamos grabando un montón de cosas. Yo iba marcando cosas: “A los 10 minutos esto es interesante, a los 17 minutos esto es interesante, a los 25 minutos esto es interesante”, y así. Luego escuchábamos esos trocitos, los juntábamos y Nick se ponía a cantar por encima… Hicimos varias sesiones de esas y de ahí sacamos el disco, y luego me pidieron que fuera con ellos a la gira por Estados Unidos.
¿Y cómo llegamos a eso? A que te pidan que vayas con ellos de gira…
Porque no era una gira de los Bad Seeds, sino ellos dos solos, igual que “CARNAGE” era un disco de ellos dos solos. Les grabé ese disco y toqué también la guitarra y la batería. Me conocía todas las canciones, así que me dijeron “¡vente!”. Desde el principio, cuando me llamaron para “CARNAGE”, creo que fue porque sugiero cosas, porque no soy solo ingeniero de sonido ni solo arreglista, ni soy solo compositor. Y siempre fueron muy receptivos a propuestas, como cuando les dije que metiéramos un cuarteto de cuerda.
En la gira, los instrumentistas éramos nosotros tres y otros tres cantantes. En una canción yo tocaba la batería, en otra el bajo, en otra los teclados, en otra cantaba los coros… Un poco de todo. Fue una gira impresionante, estuvimos por Estados Unidos en unos teatros preciosos: el Beacon Theatre de Nueva York, el Shrine Auditorium de Los Ángeles, etc. Y el público estaba entregado desde el principio.
¿Cómo es Nick Cave en el trato diario? Porque yo le he entrevistado cinco veces, solo o en rueda de prensa, y a los periodistas nos intimida mucho no solo por el metro noventa y tantos de estatura, sino porque suele ser bastante cortante.
Pues es maravilloso. En el trato personal es muy cercano y gracioso. Es algo que se ve también en las letras, porque aunque algunas son muy profundas, hay otras que tienen mucha gracia y él es un poco así en la vida real. En “Higgs Boson Blues” hay esa imagen en la que se fija en Miley Cyrus (se refiere a estas líneas: “Miley Cyrus floats in a swimming pool in Toluca Lake / And you’re the best girl I’ve ever had / Can’t remember anything at all”). Y es muy respetuoso y muy trabajador. Una de las cosas por las que me gusta trabajar con Nick y Warren es porque me lo paso muy bien. Entiendo por qué impone, pero la verdad es que trabajar con él es una maravilla y un placer.
El que parece un abuelito encantador es Warren Ellis…
Sí, Warren es un monstruo. También me llevo muy bien con él porque hacemos un poco lo mismo: tocamos un poco de todo y a él le interesa tanto como a mí estar tres horas moviendo pedales de guitarra hasta encontrar el sonido adecuado. Con Warren he pasado muchas noches hasta las tres de la mañana escuchando a Pavement o a AC/DC o cosas de esas.
¿Cómo eran los posconciertos en la gira de “CARNAGE”?
Después del concierto solíamos cenar y hablábamos de cómo había ido el concierto. Con Warren, por ejemplo, nos fuimos a la fábrica de los sintetizadores Moog, que está en Asheville, en Carolina del Norte, que es donde empezamos la gira, y estuvimos allí unos días. Hicimos un poco de todo juntos.
¿Qué es lo que más te gusta de toda la trayectoria musical de Nick Cave?
A mí me gustan varias épocas, pero, sinceramente, lo que más me gusta es la evolución. Un artista como él tiene siempre la presión –que viene tanto de uno mismo como de las discográficas y del público– de hacer lo mismo para darle al público lo que pide. Pero él ha ido siempre cambiando. Creo que si a los 65 sigues haciendo lo mismo que hacías a los 25, algo ha salido mal. “Wild God” (2024) también lo grabé yo y también hice los arreglos de cuerda y toco un poco la guitarra y también canto…. Empezamos a grabar hace un año y pico en Soundtree (el fabuloso estudio del que Almau es socio), que es donde hicimos la mayor parte, y luego estuvimos un par de semanas en Francia, en Miraval, que son los estudios que tiene Brad Pitt en sus viñedos. La historia es curiosa, porque antes de que Brad Pitt comprara los viñedos, el dueño anterior tenía al lado del château un estudio abandonado que Brad Pitt rehabilitó hace un par de años.
¿Y coincidieron allí Pitt y Cave? Porque los dos hicieron juntos, en 1991, la primera película de Tom DiCillo, “Johnny Suede”.
¡Sí! Fue como estar en una película. Brad Pitt tiene 60 años y está en mejor forma que yo. El disco lo terminamos de grabar en Air Studios, donde metimos las cuerdas y los coros de góspel. Me encantó grabarles a todos los Bad Seeds, incluido Thomas Wydler, que lleva un tiempo enfermo y no está en la gira. Lo sustituye Larry Mullins, que ya estuvo en la gira anterior de The Bad Seeds. Pero Wydler es un batería brutal: en cuanto se pone a tocar ¡ya suena a Bad Seeds! A Martyn P. Casey también lo grabé, pero él estaba en Australia y grabó pocas partes. El bajista que más grabó y que está en la gira es Colin Greenwood, el de Radiohead. En las sesiones de Soundtree en una sala tenía a Nick Cave, en otra sala a Warren Ellis, en otra a Wydler y en la otra a Colin. Ves esto y te dices“lo estoy soñando”.
¿Te dices “creo que he conseguido llegar a ser alguien”?
Es un lujo, la verdad, ser testigo de toda esta creatividad y toda esta magia que surge cuando te pones a grabar música con gente como esta. Y mi trabajo trata de eso, precisamente, de capturar la magia.
¿Qué es España para ellos? Además de ser parada habitual en sus giras, ¿vienen por aquí de vacaciones? ¿Saben algo de nuestra cultura?
Yo creo que aquí gusta mucho su música, ¿verdad? “Wild God” creo que ha estado en el número 6 en las listas… De vacaciones no sé si vienen, pero intentaré que vengan a alguna playa de Galicia (risas). España siempre está en sus giras.
En el Reino Unido desarrollaste tu carrera no solo como ingeniero de sonido y arreglista, sino como compositor de bandas sonoras de películas. Entre otras, “The Man With Four Legs” (2017), de Ed Christmas, y “Real” (2019), de Aki Omoshaybi. Y ahora has venido a España a presentar tu primera banda sonora para una serie española, “En fin”. Pero también acabas de publicar un EP de cuatro canciones, “Crawlwalkrunfly”. ¿Es lo primero “pop” que publicas a tu nombre?
Sí. Es difícil encontrar tiempo para hacer cosas propias cuando estás haciendo bandas sonoras o trabajando con Nick Cave o con quien sea, pero siempre me encantó componer canciones y cantarlas, que es un poco lo que me gustaba hacer de niño: cantar canciones de los Beach Boys o de los Beatles. En las canciones de “Crawlwalkrunfly” llevaba trabajando poco a poco varios años. Un día me dije que no solo hago bandas sonoras, sino que también escribo canciones y tenía que sacarlas. Y lo hemos publicado en Nowever Records, el sello propio que tenemos en Soundtree. Ahí publicamos nuestras bandas sonoras y si cualquiera de nuestros compositores quiere sacar un disco de canciones o un disco de música que no sea para una banda sonora, también lo puede sacar a través del sello. En la banda sonora de “En fin” también hay un par de canciones cantadas por mí, “Nothing Is The Same”, que es mía, y una versión que he hecho de “Torero”, la canción de Chayanne, en versión de guitarra emotiva, que está guay. También produje una versión en español de “I Don’t Want To Miss A Thing”, de Aerosmith, la canción que hicieron para la banda sonora de “Armageddon” (Michael Bay, 1998), de la que hemos hecho una versión en español, “No quiero perderme nada”, que la canta Chenoa. En esta banda sonora hay de todo.
¿Cómo te llegó la propuesta de esta serie? Porque tu ámbito, desde hace 21 años, es Londres.
Sí, en España es lo primero que hago, y me llegó porque soy muy amigo de Enrique Lojo, que es uno de los guionistas. Él también es de A Coruña y fuimos al colegio juntos. También es muy amigo de mi hermano. Aquí ha hecho varias pelis y series y cuando se metió en esta me llamó para hacer la banda sonora. Y me ha encantado. Lo de haber estado en grupos me ha venido muy bien, porque en esta banda sonora, por ejemplo, hay muchas guitarras y las toco yo. No he tenido que componer y buscar luego un guitarrista. Y eso es de todas las horas que pasé tocando la guitarra desde niño. ∎