Para Pablo Díaz-Reixa, El Guincho, “El mal querer” es un disco de pop, sin adjetivos, pero conoció a su autora cuando ella cantaba en el Tablao de Carmen de Barcelona. “A partir de ahí, hablamos, quedamos, y un día, de forma muy natural, me dijo que quería grabar algo. Lo probamos y empezó a fluir”. Fue la primera canción que crearon, “A ningún hombre”, y la última del álbum. Pablo confiesa que desde el primer instante se quedó alucinado: “Porque Rosalía canta muy bien, pero escucharla de cerca es impresionante, te sobrecoge. Y, además, yo no sabía que ella componía. Por eso, cuando escuché esa letra me dejó flasheado”.
La mano de El Guincho queda patente en ese sabor que buscaba Rosalía para hacer un disco rítmico, pero también en el modo en que ha descompuesto los palos del flamenco alguien que, al inicio del proceso, juraba y perjuraba no tener ni idea del mundo jondo. Es obvio que desde entonces hasta hoy ha habido un aprendizaje. Y que no ha sido pequeño. “Al principio, yo sabía lo que eran unos tangos o unas bulerías, poco más, pero me puse a estudiar a fondo para poder hablar con los artistas que iban a colaborar”. Rosalía tuvo un papel fundamental en esa formación exprés de Pablo, que asegura que antes de quedar con ella estudiaba por su cuenta para estar al nivel. El proceso fue duro pero enriquecedor: “Nunca había trabajado con la escala frigia y tuve que aprender a amarla. A amarla y a entenderla, como me pasó con los palos, porque para romper los patrones primero tuve que conocerlos”.
Poco a poco, Rosalía fue introduciéndolo en el mundo del flamenco, en sus formas y en sus gentes. “Y una vez familiarizado, fui colando ritmos, sintetizadores o el 808, que para mí es el instrumento más mestizo y provocador y el más influyente de los últimos diez años. Lo que yo quería es que mi universo encajara en lo que ella planteaba, y creo que ha funcionado”.
El padre de “Pop negro” (2010) no teme las reacciones de los flamencos. “El pop es provocador, como un caballo de carreras, y no te permite mirar a izquierda y derecha, solo hacia adelante”, dice un músico que asegura que no suele leer las críticas. “Tampoco lo hice cuando Rosalía sacó ‘Los Ángeles’ porque quería ser para ella un contrapunto, que habláramos de otras cosas mientras hacíamos nuestro disco, y porque sé perfectamente cómo afectan determinados comentarios a los 24 o 25 años”.
En ese sentido, cree que a Rosalía se la ha juzgado con más severidad de la que se hubiera empleado con un hombre. Ella no se atreve a decirlo, pero él sí: muchas de las invectivas recibidas tienen que ver con ser mujer. “No es la primera vez que lo veo. Yo he trabajado con muchas mujeres en esta industria y sé que es muy jodido para ellas, y que aún tienen que demostrar el doble. También las críticas son el doble de duras”. La armonía entre Pablo y Rosalía es evidente y ella lo elogia cada vez que puede: “Porque no solo es uno de los músicos que más me gusta componiendo y tocando; también es un productor generoso que no impone sus decisiones”. ∎