Canción del día

Dry Cleaning

Hit My Head All Day2025
Contra la ultraderecha. Foto: Max Miechowski
Contra la ultraderecha. Foto: Max Miechowski

Dry Cleaning consiguió en su primer álbum –“New Long Leg” (2021)– el objetivo de muchas bandas pop de crear un sonido propio y reconocible, cuando a otros les cuesta varios discos, e incluso hay quien jamás lo logra. El tenerlo definido tan pronto puede generar un problema bien distinto; no repetir la fórmula al pie de la letra para no generar la sensación de déjà vu. En su segundo intento, “Stumpwork” (2022), con apenas un año de diferencia en el que además estuvieron girando, se dedicaron a afianzar su forma de hacer canciones, con apenas pinceladas de matices más melódicos a su post-punk con spoken word, pero sin grandes avances respecto del primero. Fue en el posterior EP, “Swampy” (2023), donde se les vio con la inquietud de probar. Uno de los temas era una remezcla de “Hot Penny Day”, en clave de elegante música disco, por parte de los estilosos belgas Charlotte Adigéry y Bolis Pupul. Algo de esa onda nocturna parece haber quedado en su nuevo single, “Hit My Head All Day”.

Se hace notar por medio de una base rítmica de baile, lenta y cadenciosa, en la que el bajo de Lewis Maynard es el absoluto protagonista, dibujando una línea cercana en sensaciones a la del mítico “Rapper’s Delight” (1979) de Sugarhill Gang –o, bueno, que no se nos enfade desde el más allá Bernard Edwards, a la del genial “Good Times” (1979) de Chic–. Eso sí, que nadie busque un rasgueo funky a lo Neil Rodgers ni esa sensación eufórica de fiebre del sábado noche. Aquí la guitarra de Tom Dowse entra y sale dibujando electrificados y trasnochadores riffs que, junto a un armónico órgano, le dan a la canción ese ambiente de parte final de la noche, con vasos de cubata sin recoger y gente fumando en sitios donde no está permitido, con cierta sensación de bajona pero sin visos de retirada.

Abunda en esta percepción el tono de pereza de Florence Shaw, que alterna su conocido tono hablado en la estrofa con una melodía naíf en el estribillo para repetir el título de la canción. Porque esta es una queja, cargada de su habitual sarcasmo, respecto a la machacona propaganda de la ultraderecha en redes sociales, salpicada de bulos y mensajes engañosos, basada en la última campaña presidencial del plusmarquista mundial en la materia, el omnipresente sátrapa estadounidense –no hace falta dar nombres, ejem–, según la misma Florence ha contado en la nota de prensa.

Se han puesto esta vez en manos de una de las productoras del momento, la galesa Cate Le Bon, una de las personas que mejor aprovecha el tiempo del mundo, pues a múltiples trabajos a la mesa de control añade su álbum recién publicado, “Michelangelo Dying”. Lejos de llevar a los londinenses completamente a su terreno, consigue mantener su identidad y los guía en su ligero viraje a la pista de baile. Los ha ayudado a generar espacio entre los instrumentos –se puede escuchar la aportación de cada uno de ellos con claridad– y a hacer que una capa de órgano otorgue tanto ambiente al conjunto. La curiosidad por escuchar el resto del álbum, también producido por ella, no puede ser mayor. Se titulará “Secret Love” y habrá que esperar hasta el 9 de enero del próximo año. Pero, ojo, que antes vendrán a tocar a nuestro país. Y muy pronto: será este mismo mes de octubre, el 23 en el Teatro Barceló de Madrid, el 24 en el Loco Club de Valencia y el 25 en Paral·lel 62 de Barcelona. ∎

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