Es 14 de febrero, San Valentín, Día de los Enamorados; y, sin embargo, de amor, poquito en esta sección de noticias. Antes al contrario. Da la sensación de que hay muchos artistas que en vez de expresar ese maravilloso sentimiento lo que hacen es derrochar mala baba. Y sí: hablamos de Oasis. Después de que la banda de Mánchester haya sido nominada para ocupar un puesto en el Rock And Roll Hall Of Fame, el inefable Liam Gallagher no ha tardado en puntualizar que la reputada institución “es para idiotas”. Menos mal que nos queda Noel para ¿poner algo de sensatez? Tampoco. El guitarrista ha opinado que la actuación de Kendrick Lamar en la Super Bowl fue “un absoluto sinsentido”. Recordemos que Oasis se separaron en 2009 y sin embargo siguen acaparando titulares en este medio y en otros internacionales de casi el mismo prestigio.
Hay quien piensa que el de la música es un mundo de locos. De hecho, en la pasada edición de los Grammy, Chappell Roan dirigió un discurso sobre la salud mental en la industria de la música. Ahora Universal Music Group ha recogido el guante y, en asociación con Music Health Alliance, ha creado lo que muchos llevábamos años esperando: una institución denominada Fundación de la Salud Mental de la Industria de la Música. Al margen de que siempre es interesante una iniciativa de estas características, lo que no ha trascendido es si las citas telefónicas del colectivo de músicos ha saturado el servicio en pocas horas.
Puede que lo que esté desequilibrado no sea solo la industria de la música, sino el planeta en general. Algo así parece exponer Macklemore en su nuevo sencillo, “fucked up”, un tema de protesta en el que a partir de una metáfora sobre los incendios de Los Ángeles viene a decir que “el mundo está en llamas”. No faltan en la letra referencias a Donald Trump, Elon Musk, el conflicto palestino y las penurias que padecen en Sudán y el Congo. Los beneficios se destinarán a la agencia de Naciones Unidas dedicada a atender a los refugiados palestinos (UNRWA USA).