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La semana vista por…

Lunes, 7 de marzo

La actualidad de Rockdelux, resumida y condensada a través de la mirada de los colaboradores de la revista. Con la pérdida de Pau Riba enlutando una actualidad que también registra alegrías, como el paulatino regreso de los conciertos en diversos formatos, la publicación de varios discos, series y canciones capaces de entusiasmar y los repartos de premios cinematográficos de prestigio a ambos lados del charco.

Pau Riba, siempre. Foto: Ferran Freixa
Pau Riba, siempre. Foto: Ferran Freixa
El runruneo militar, vírico e incluso nuclear de estos días de oscuro signo quedó extirpado –sin necesidad de intervención quirúrgica, como sí ocurre a los personajes de “Separación” (2021)– durante la hora y media en la que Sen Senra demostró a su público de Barcelona por qué es una de las voces más aventajadas del panorama del pop patrio. Pocos músicos como el gallego (puede que Rojuu) para conectar –desde su faceta melancólica, romántica y alicaída– con la generación Z y los millennials más jóvenes.

Fin de semana de intenso ajetreo de directos que recuperó cierta normalidad en las dos principales ciudades de la península, con esa vuelta celebrada a estadios de mediano tamaño sin distanciamiento ni ahogos por mascarilla. Los esfuerzos en Barcelona se dividieron entre el Sant Jordi Club (la actuación de Sen Senra), el Parc del Fòrum (donde se reunió la parroquia electrónica alrededor de las promesas bailables capitaneadas por DJ Koze), la camada indie y trapera que separa los universos que colindan en el festival Cara B en su estable sede de la Fabra i Coats, o la vuelta de Joseph Mount con Metronomy el domingo en la sala Razzmatazz y el día anterior en La Riviera de Madrid (sí, imposible mejor escenario). También en la capital otro gran solista español e ídolo de las nuevas generaciones, C. Tangana, dejó constancia de su poder de convocatoria ante los 15.000 congregantes que llenaron el WiZink Center al rugido de “El Madrileño”. Una audiencia que se volcó en el espectáculo desplegado con la complicidad de más de 30 músicos, incluyendo a invitados especiales como Nathy Peluso, Kiko Veneno, Omar Montes y Antonio Carmona.

Esperemos que la conquista nacional e internacional de Antón Álvarez no le afecte del mismo modo que a Kanye West. Estos días hemos podido escudriñar, gracias a la miniserie documental “jeen-yuhs. A Kanye Trilogy” (2022), la dimensión más humana del último gran genio de la música. Es fácil odiar al Ye personaje, ese ultraEGO arisco, arrogante y faltón. Pero los directores Coodie Simmons y Chike Ozah –pese a algún que otro ninguneo por parte del sujeto que centra su obra– se empeñan en arrojar luz a su lado humano: la persona rota, ese “Yeezus” necesitado de ayuda. Una volatilidad que ha sido objeto de burlas y escarnio pero que este documental de cuatro horas y media alojado en Netflix trata de humanizar desde la comprensión y la empatía, iluminando las aristas que definen al músico de Chicago: hambre desmedida por destacar y ser tomado en serio, orgullo herido mal digerido, un genio capaz de alumbrar varias de las mejores obras musicales de este siglo, su amor incondicional a una madre que le aportaba la estabilidad y esos episodios bipolares que han mellado su carrera y sus relaciones personales.

Tráiler oficial de “jeen-yuhs: A Kanye Trilogy”.
De la última valija discográfica recibida el pasado viernes cabe destacar el segundo trabajo de Nilüfer Yanya. La cantante londinense confirma su potencia como artista con “PAINLESS”, un disco en el que amplía la profundidad de campo de su sonido sin desinstalar ese dispositivo rítmico en la espina dorsal del oyente. Ahí está la imparable y explosiva “stabilise” –¿mejor sacudida rock del año?– para certificarlo. También se merece una escucha atenta “Topical Dancer”, el debut de Charlotte Adigéry & Bolis Pupul, dúo belga que, inspirado parcialmente por el libro de Reni Eddo “Why I’m No Longer Talking To White People About Race” (2017) y con el empuje ofrecido por Soulwax en la producción, se lanza al ruedo con un compendio generoso de electrónica chispeante. Otro desafío cervical. Por último, señalar la vuelta de Band Of Horses al sendero de sus primeros trabajos con otro de los lanzamientos destacados de la semana, “Things Are Great”.

Charlotte Adigéry & Bolis Pupul: “Ceci n’est pas un cliché”.
En plena temporada de premios, el fin de semana despachó varios galardones entre dos galas cinematográficas. En el plano internacional, los Spirit Awards del cine independiente reconocieron el acierto de la reconversión de la actriz Maggie Gyllenhaal en directora. Su adaptación de la novela de Elena Ferrante “La hija oscura” se impuso en las principales categorías –película, guion y dirección–, algo que supone sin duda un pequeño impulso hacia los Óscar. También las mujeres reinaron en el plano local. Los Premios Gaudí repartieron sus estatuillas entre “Sis dies corrents” (Neus Ballús, 2021) –cinco premios, incluyendo mejor película y dirección– y “Libertad” (Clara Roquet, 2021): cuatro galardones, incluidos el de mejor película en lengua no catalana y el de guion. Una gala marcada por el “No a la guerra” y el homenaje improvisado al protagonista del último párrafo de este extracto de actualidad semanal.

Los Spirit Awards y el cine independiente.
La marcha del verso más libre de la música catalana de las últimas décadas ha sido el varapalo del fin de semana. Pau Riba falleció ayer a los 73 años de edad, en su casa de Tiana, tras no poder superar un cáncer de páncreas. El mallorquín ayudó a cimentar la contracultura catalana y se distinguió, junto a su amigo Jaume Sisa, como un espíritu lisérgico, hippie, a contracorriente y sin ataduras. No hay mejor báscula para medir el vacío tremendo que deja en la música catalana y española que desempolvar “Dioptria” (1969), para muchos el mejor disco de pop-rock en lengua catalana del siglo pasado. Que la tierra te sea leve, Pau.

Pau Riba: “Ja s’ha mort la besàvia”.
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