Despidiéndose con energía. Foto: Sergi Paramès
Despidiéndose con energía. Foto: Sergi Paramès

Concierto

La última explosión de Refused

El grupo sueco –muy bien acompañado en el cartel– actuó anoche en Barcelona, primera parada española de la gira que supone su despedida de los escenarios. Como era de esperar, ofreció un show de hardcore aventurero y politizado, que nos recordó su papel en el desarrollo y evolución del género. Hoy actúan en Madrid.

Son las seis de la tarde, la sala Razzmatazz de Barcelona abre sus puertas. Cuando entras y ves todas esas camisetas, sabes que todos se creen rebeldes. Frases largas y oscuras como “Cuidado, que su sombra no arruine tu sueño con pesadillas horribles”. Pero en todo esto hay algo precioso, hay gente que aún se preocupa por las sombras, que todavía teme y sueña y se rebela. Refused, la icónica banda sueca de hardcore punk, llegó a la Ciudad Condal como parte de su gira “Refused Are Fucking Dead (And This Time They Really Mean It)”, anunciando su retiro definitivo tras más de tres décadas de carrera.

Con una trayectoria marcada por la innovación y la rebeldía, Refused ha dejado una huella indeleble en la historia del hardcore punk. Su álbum “The Shape Of Punk To Come. A Chimerical Bombination In 12 Bursts” (1998) redefinió el género, fusionando hardcore con jazz, electrónica y política, y convirtiéndose en una obra de culto.

Poco después de las seis y media, Zeidun, hijos del underground catalán de Sant Celoni, herederos del espíritu do it yourself, subieron al escenario. Trompeta y distorsión, sus guitarras crujieron, la batería marcó un ritmo irregular y en medio de su set sorprendieron al público tocando su versión de “Rather Be Dead” de Refused, dejando claro la intensidad de la velada.

A las siete y media, desde Córdoba, llegó Viva Belgrado con su post-hardcore y la frase proyectada en el escenario que los definía mejor que cualquier nota de prensa: “Poético, político, un poco espiritual”. Esa sentencia reflejada en su tema “Jupiter And Beyond The Infinite” es un homenaje al artista, filósofo, poeta y agitador cultural vasco Jorge Oteiza, quien nos hizo visible el vacío y transmitió la idea de que el arte debía liberar al ser humano del ruido y del poder. Esa liberación es desde donde Viva Belgrado nos presentó su álbum “Cancionero de los cielos” (2024), con temas como “Chéjov y las Gaviotas”, “Jupiter And Beyond The Infinite” o “Elena observando la Osa Mayor”.

Dennis Lyxzén, hombre de palabra. Foto: Sergi Paramès
Dennis Lyxzén, hombre de palabra. Foto: Sergi Paramès

A las nueve, con luz azul, apareció en pantalla la proyección “UMEA Hardcore. Refused 1991-2025”. Quedó claro que llegaba una leyenda, un grupo históricoRefused. El cantante Dennis Lyxzén, a quien entrevistamos recientemente, saltó al escenario como si el tiempo no hubiera pasado. Llevaba su micro envuelto con cinta de los colores de la bandera de Palestina, arrancó con “Poetry Written In Gasoline” y los pogos comenzaron al instante. Después continuó con “The Shape Of Punk To Come”, la canción que cambió la idea del punk para siempre y rompió con las reglas tradicionales al combinar agresividad hardcore y experimentación sonora, estructuras complejas y un mensaje político radical.

Siguieron temas como “The Refused Party Program” y “Rather Be Dead”, que no hicieron más que aumentar los decibelios y los golpes en forma de abrazo. Lyxzén, con pasión, nostalgia y amor, pronunció esas palabras que muchos fans no quieren oír: “Tomamos la decisión de separarnos durante la pandemia, ¿verdad? Lo sé. Nos quedan diez canciones más. Diez shows. Y luego se acaba. Pero si vamos a celebrar esto, tenemos que tocar canciones que no te gustan tanto, del principio, del hardcore clásico. Porque así empezó todo. Porque eso somos”. Y entonces llegó ese momento que solo los fans de Refused pueden comprender y Refused sostener. Dennis añadió ese punto tan humano y necesario en su discurso: Tengo suerte de estar encima de un escenario y tener voz. Hay personas menos afortunadas que tú. En el mundo real nos cuidamos, nos levantamos unos a otros. Si crees que las personas trans, los inmigrantes o la comunidad LGBT son el problema… entonces quizá el jodido problema seas tú”. Por parte del público no hubo silencio ni distancia, sino ovación a esa política de Refused convertida en energía y abrazo comunitario.

Medio, mensaje y adiós. Foto: Sergi Paramès
Medio, mensaje y adiós. Foto: Sergi Paramès

La recta final del concierto fue un huracán de sonido corporal y pura furia con “Worms Of The Senses / Faculties Of The Skull”, “Elektra” o “New Noise”. Antes de que terminara el concierto, Refused pronunció esas palabras tan deseadas, ese grito de “¡Free Palestine!” que el público repitió con furia, sentimiento y enfado colectivo. Micro en mano, añadió: “Vivimos en un mundo donde la democracia está muriendo en Norteamérica. Donde aparecen dictadores fascistas. Hemos visto genocidios en nuestros teléfonos. Si permanecemos en silencio, somos cómplices. Habla con tu familia, con tus amigos, con tus compañeros de trabajo. Organízate. Y espero que los promotores rompan lazos con Superstruct y KKR. ¡Free Palestine! ¡Free Palestine! ¡Free Palestine!”.

La furia y la belleza se entrelazaron. “Can I Scream?”, preguntó Lyxzén. Todo el mundo gritó. “Tannhäuser / Derivè”, “REV001” y “Coup d’État” fueron como un manifiesto de lucha, solidaridad, antirracismo y resistencia, marcando un final de concierto de pura comunión con el público. Y, al apagarse las luces, en ese preciso instante, en el Razzmatazz de Barcelona quedó claro lo que era Refused: resistencia, memoria y acción; pura conciencia encima de un escenario. Y es hoy, con la resaca de esta despedida, cuando me doy cuenta de que ya son parte de nuestra historia porque el ruido puede morir, las bandas pueden separarse, pero el fuego que provocan en quienes lo escuchan jamás se apagará y lo que es memoria es historia. ∎

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