Media parte para el nuevo Alan Sparhawk, agitado en el escenario Trainline, vestido con una camiseta de Prince, activando las cajas de ritmos y transformando su voz con el Auto-tune sobre el ritmo incisivo marcado por el bajo de Cyrus Sparhawk, su hijo, y la batería de Eric Pollard, miembro de la banda paralela que tuvo Sparhawk, Retribution Gospel Choir. Cayeron seis temas de su último disco en solitario, “White Roses, My God” (2024), entre ellos “Get Still” y “Brother”. Primitivo, subyugante… o entras en la extraña fantasía de su voz tratada –y su forma de moverse en el escenario, tan distinta a los hieráticos tiempos de Low– o te quedas fuera, no hay un punto medio. Pero a partir del séptimo tema, “Screaming Song”, procedente del álbum que acaba de publicar con la banda de folk y bluegrass Trampled By Turtles, Sparhawk dejó que su voz se escuchara sin ningún filtro, agarró la guitarra eléctrica, abandonó los ritmos pregrabados, se quitó la camiseta para quedarse en peto campestre y mostró un denso formato guitarra-bajo-batería. Siguieron “Poor Man’s Daughter”, de Retribution Gospel Choir, coronado con un largo arrebato de electricidad noise, y “Stranger”, otro corte con los Turtles, muy en la línea de los densos bucles eléctricos de Neil Young. Terminó con un tema nuevo, “No More Darkness”, una reconciliación intimista consigo mismo que habla de la necesidad de dejar atrás las sombras ominosas y alejar el dolor. Pero no hay solo sombras personales, por lo que se despidió pidiendo que no haya más guerras ni más genocidios. Quim Casas
Para desafíos contra contextos adversos, el de este cantautor de Missouri. Con la única ayuda de guitarra acústica y una compañera al violín, sus tonos susurrantes y reconfortantes tuvieron que lidiar contra los elementos anticlimáticos de su entorno. Sus atmósferas cálidas y melancólicas las impulsa desde el folk-country. Una voz impotente pero que se encontró demasiado desabrigada en el escenario Cupra, y fuera de este. Un directo que requirió de algún estímulo extra para mantener el interés y suscitar la adhesión del público que resistía la canícula. Marc Muñoz
Fontaines D.C. presentó un set de 17 canciones impecablemente arregladas y ejecutadas junto a una declaración política muy clara. En lo musical, los arreglos en vivo les permitieron sonar limpios y precisos con versiones de sus temas que parecieron mejor acabados y más potentes que en estudio. “Romance”, también el primer corte de su último disco homónimo, abrió el espectáculo con una interpretación que por momentos recordó el post-punk de Depeche Mode. Sin embargo, el público del escenario Revolut solo pareció unirse al concierto en el siguiente tema, “Jackie Down The Line”, que corearon espontáneamente, lo que permitió generar esa intimidad característica entre la banda y su público, haciéndose más patente en aquellas baladas con un toque emo como “Big Shot”, “Bug” o “Favourite”, donde los suspiros y susurros de Grian Chatten adquirieron más afectividad. Pero los asistentes también corearon himnos como “It’s Amazing To Be Young”, “Boys In The Better Land” o “Starbuster”. Por otro lado, las visuales, aunque sencillas, enriquecieron la escena con una iluminación en rojos y verdes, juegos de cámara que proyectaban escenas del mismo show quirúrgicamente sincronizadas con la música y un letrero con el nombre de la banda que cambiaba de colores. Más allá de las banderas palestinas en escena y entre el público, la primera declaración política explícita fue en “Sundowner”. No obstante, “I Love You” fue la canción que dedicaron por su letra a Palestina, con la leyenda “free Palestine” proyectada en todas las pantallas. Daniel P. García
La presencia de Música Esporádica en la programación de Primavera Sound era, ciertamente, toda una sorpresa y la curiosidad por comprobar qué había sucedido con esa música y esos músicos superlativos era mucha, aunque lo intempestivo de la hora de la actuación (las 13:00) jugaba en su contra. Sin embargo, unos 200 curiosos –entre ellos, gente con camisetas de Einstürzende Neubauten, Shellac y Triángulo de Amor Bizarro, y no todos de la quinta de los músicos que hace cuarenta años crearon el disco homónimo– se acercaron hasta la sala Paral·lel 62 para comprobar de qué eran capaces. Y la realidad ha superado lo esperado. La música que crearon en 1985 y que en su día desconcertó a muchos oyentes, hoy ya no “asusta”, sino que suena tan actual como si se hubiese generado hace unos meses. Han pasado muchas cosas en este tiempo, pero lo cierto es que el significado de lo que podemos considerar vanguardista se ha diluido tanto que aquello que lo era hace cuarenta o cincuenta años lo sigue siendo, por lo poco que se ha seguido avanzando en cuanto a apertura de nuevos caminos para la creación. En la entrevista publicada hace unos días, prometieron “calcar” el disco, pero lo cierto es que la sonoridad que alcanzaron en directo sobrepasa las limitaciones de los ordenadores, los móviles o los equipos de sonido con que hoy se escuchan los discos, y encontrarse con la REALIDAD tal cual es supuso todo un descubrimiento de matices insospechados (de una riqueza posible gracias a la enorme calidad y versatilidad de estos músicos). Jesús Rodríguez Lenin
Dice la RAE que restinga es una lengua de arena situada bajo el agua y a poca profundidad. Algo que evoca serenidad y naturalidad, dos características que se pueden aplicar perfectamente a Herminia Loh Moreno, marroquí de Tetuán afincada en Sevilla, que utiliza restinga como su nombre artístico. Ataviada con un sencillo vestido blanco a la manera de las fiestas del Magreb, y acompañada con batería y teclados, ofreció en el escenario Trainline un estimulante ejercicio de sincretismo al alternar darija (árabe marroquí) y castellano, y al combinar bedroom pop, UK garage, reguetón y pop urbano de forma asobrosamente natural. Su tema “Abrazaditas” es un perfecto ejemplo de ello, una de las cumbres de un concierto que terminó con “Free Baby”, el tema que da título a su primer álbum, reconstrucción de una cancion infantil marroquí en la que colisionan la rítmica gnaua con el arab bass, que convierten a restinga en una suerte de M.I.A. magrebí. Con una autenticidad desarmante, dedicó el concierto a sus amigues, que habían venido a apoyarla. Paafraseando a Riad Satouff, próxima parada: los y las árabes del futuro. Luis Lles