Simbi Ajikawo, alias Little Simz, siempre ha hecho las cosas a su modo, pero todavía más desde que rompió lazos con el que había sido su mánager durante siete años y dejó de interesarse por pertenecer a cualquier sistema. A finales de 2022, fuera de plazo para aparecer en la mayoría de listas de lo mejor del año, sorprendió lanzando el álbum “NO THANK YOU”, ataque directo a una industria chupóptera. Y también por sorpresa lanza ahora “Drop 7”, EP de siete temas con algo de celebración del 10º aniversario del primero de la saga, “Age 101: Drop 1”, aparecido en agosto de 2014.
Dos meses antes había llegado su EP de debut, “E.D.G.E”, en el que ya colaboraba (produciendo y mezclando “Devour”) el gran Jakwob, antiguo maestro (post-)dubstep al frente de los beats de primera magnitud de “Drop 7”. Sus caminos nunca se han acabado de bifurcar del todo y en el célebre “Sometimes I Might Be Introvert” (2021) colaboraron en el fantástico corte grime-trap “Rollin Stone”. Ahora comparten, por fin, todo un proyecto; algo más corto (solo casi 15 minutos) de lo que sería deseable, pero de largo alcance.
Ya desde la portada se nos avisa del ímpetu futurista de lo que está por venir. Alejándose bastante de los sonidos cálidos, con aura cinematográfica, de su colega Inflo, Little Simz se renueva y regenera en la pista de un club de ciencia ficción. Sabe aprovechar la buena racha de inspiración por la que pasa Jakwob, quien acaba de sorprender con su primera banda sonora de largo, la de “How To Have Sex”, de Molly Manning Walker, triunfadora de la sección “Un certain regard” del último Cannes.
El viaje arranca de forma impactante con “Mood Swings”, tech-house oscuro sobre, así es, cambios de humor, altos y bajos, pero también, o sobre todo, el horizonte de una vida vivida al ritmo que uno quiere: “I just wanna dance on CP time”, dice Simz para resignificar positivamente el término “coloured people time”, usado despectivamente para indicar la supuesta pereza crónica de la gente de color. Justo después, en “Fever”, se atreve a rapear en portugués sobre un baile funk intrincado e hipnótico. Por desgracia, el corte no llega al minuto y medio; uno se pregunta, como con la más hip hop “Power”, qué habría pasado con estas miniaturas de haberlas dejado crecer.
Algo más se extiende la imparable “Torch”, himno de autoafirmación (“If you know me, know I can bar for days / Nothin’ left to prove ‘cause I done enough, done enough”) a caballo entre drill y Jersey Club. E incluso más, llegando a los tres minutos, el momento amapiano de “SOS” (con aparente guiño al “Milkshake” de Kelis en la parte vocal) o la magnífica “Far Away”, en la que Simz canta más y mejor que nunca sobre pianos nublados y florituras de viento metal. Además de, quizá, la mejor rapera viva, Simbi es una chanteuse con infinitas posibilidades.
Ahora falta saber si “Drop 7” es un paréntesis o un teaser. Este cronista sueña con el prospecto del “RENAISSANCE” (Beyoncé, 2022) de Little Simz, su particular oda total a los poderes curativos del club. ∎