En un Primavera Sound inmaculado, si hay alguien que puede contemplar todo lo que ocurre desde una atalaya esos son Nick Cave y The Bad Seeds. Tras la reciente muerte de su hijo –es el segundo vástago que pierde–, lo que se pueda esperar del australiano es una incógnita. Con tan solo un piano, volvió a estremecer al mundo con un directo apabullante en
streaming durante la pandemia, fruto de una férrea voluntad de dejar en cada época un sello indeleble. Con
“Skeleton Tree” (2016) –álbum internacional del año para Rockdelux– creó una obra maestra de la peor pesadilla imaginable, que ahora ha vuelto a padecer. Y sus radiografías de personajes siempre con fundido a negro forman un universo único en la historia de la música. Camorrista con levita, sempiterno atormentado, baladista de terciopelo… Cuando la mirada desafiante de Cave y su granítica banda suban el escenario será, una vez más, para reivindicar su lugar en el Olimpo.