En los últimos años han llegado a las librerías un buen número de obras sobre música pop escritas por autores españoles que tienen su origen en trabajos académicos, un fenómeno bastante novedoso que debe ser tenido en cuenta extramuros de la universidad: por lo general, son estudios accesibles para el lector no especializado. Entre ellos se encuentra “Discursos, identidades y transgresión en la música popular española (1980-2010). El caso del glam rock y sus variantes” (SEdeM), de Sara Arenillas, que fue destacado por Rockdelux como uno de los mejores libros pop de 2021. Arenillas se doctoró en Musicología, al igual que Eduardo G. Salueña, coordinador de “Rock en progresión. Sonidos del ayer, miradas del mañana” (Apache Libros, 2021), una interesantísima aproximación transversal al rock progresivo. También han visto la luz investigaciones sociológicas tan brillantes como la de Fernán del Val, “Rockeros insurgentes, modernos complacientes. Un análisis sociológico del rock en la Transición (1975-1985)” (Fundación SGAE, 2017), o la relativa a Beyoncé que nos ocupa, editada por Dos Bigotes.
Elena Herrera Quintana (Madrid, 1988) aborda en este ensayo, fruto de su doctorado en Sociología, los aspectos político-culturales de la figura y la obra de Beyoncé; la música queda, de este modo, en un segundo plano. Al margen de algunos comentarios puntuales acerca de su etapa en Destiny’s Child y de los hits “Single Ladies (Put A Ring On It)” y “Run The World (Girls)”, el punto de partida se sitúa en su álbum homónimo de 2013 y en su actuación en la gala de los premios MTV del año siguiente: ambos hitos marcan el surgimiento de la Beyoncé comprometida políticamente. Abrazó entonces el feminismo, causa a la que en 2016 sumaría la del antirracismo, homenajeando a los Panteras Negras en su espectáculo durante el descanso de la Super Bowl, donando fondos al movimiento Black Lives Matter o evocando las plantaciones sureñas, símbolo de la esclavitud, en el largometraje que acompaña al disco “Lemonade” (2016). A este proyecto le dedica la autora un capítulo de casi cien páginas, tras el cual estudia someramente el documental “Homecoming. A Film By Beyoncé” (Beyoncé, 2019), el clip de “Apeshit” (The Carters), el vídeo-álbum “Black Is King” (2020), así como “Renaissance” (2022), donde Beyoncé celebra la cultura LGTBIQ+. Resultan especialmente sugerentes los análisis de las referencias culturales presentes en los trabajos de la estrella tejana; por ejemplo, en el filme de “Lemonade” adornan su cuerpo unas pinturas propias de los yoruba, grupo étnico del suroeste de Nigeria.
Como señala Herrera, los posicionamientos políticos de Beyoncé han dado lugar a intensas polémicas, más allá de las previsibles críticas conservadoras. Así, su imagen hipersexual se ha esgrimido para deslegitimar su mensaje feminista. Por otro lado, el tono claro de su piel, unido al uso de pelucas –muchas de ellas rubias– y postizos, debilita para algunos su denuncia del racismo. Por supuesto, también hay quienes juzgan que una artista multimillonaria no puede erigirse en portavoz de los discriminados. Frente a estos últimos, frente a los que defienden que “la clase social es una variable independiente y clave en el análisis de las opresiones”, la autora adopta un prisma interseccional, en el que el sexo y la raza son tan relevantes como aquella.
Herrera escribe desde la izquierda, concretamente la izquierda de las llamadas “políticas de la identidad”, pero no es necesario compartir su ideología para disfrutar de un libro excelente, profusamente documentado, ágil e incisivo, un volumen en el que la erudición convive sin fisuras con el espíritu divulgativo. ∎