2021/ Clips internacionales

Uno de los videoclips más inspirados y pasmosos del ejercicio caía en los dominios de la siempre sugerente identidad visual de Radiohead. Para el clip de “If You Say The Word”, tema hasta ahora inédito revelado en la reedición “Kid A Mnesia” (2021), la banda de Oxford se conjura con el realizador noruego Kasper Häggström para dar lustre a esta surrealista pieza, donde la absurdidad de lo representado cobra una dimensión crítica apuntando hacia la deshumanización de nuestro presente. Una línea argumental simple: unos cazadores que en lugar de capturar animales se dedican a apresar ejecutivos que terminan liberando en el centro financiero de Londres. Bajo ese trasvase de realidad, late un pulso lírico y crítico, apuntalado por una paleta cromática desaturada, la iluminación sombría, los paisajes desolados, y ese afilado contraste para señalar los escondrijos de la verdadera fauna salvaje. Una cosmovisión que conecta con la maravillosa viñeta visual que Richard Ayoade dedicó a la misma banda con motivo de “A Moon Shaped Pool” (2016). Marc Muñoz

Dispuesta para salir de fiesta, una joven baja por una interminable escalera cruzándose en cada rellano con el mismo vecino que espera el ascensor y el mismo repartidor subiendo los escalones. En el clip de “Saku”, el francés David Bertram se inspira en las obras recursivas del cineasta polaco Zbigniew Rybczyński, para pasar a las multiplicaciones infinitas de Michel Gondry para The White Stripes o The Chemical Brothers cuando la chica se asoma por la barandilla y se ve a sí misma en cada vuelta del caracol infinito. Una fantasía obsesiva que va aumentando el grado de paranoia a cada vuelta –encajando perfectamente con el crescendo de tribal a dubstep que proponen Bicep- hasta que el padre –Arben Bajraktaraj, el inquietante Komarov de la serie “Missions” (2017-2019)– consigue romper el bucle mientras la música recupera su efecto liberador. Félix Suárez

El orgullo y la belleza negra atraviesan todo el portafolio de Emmanuel Adjei, que incluye el álbum visual “Black Is King” (2020) de Beyoncé, campañas para Tiffany & Co. y Mugler o vídeos para Madonna, Sevdaliza y Mark Pritchard. Pero en esta pieza codirigida junto a la propia FKA twigs, Adjel tuvo que atemperar ese estilo ampuloso y suntuoso: “Don’t Judge Me” no es una celebración de la raza, sino un lamento; una alegoría visual sobre la opresión sistémica contra la comunidad negra.

Coreografías que son casi contorsiones inspiradas en la experiencia física y psicológica de la represión frente a la escultura “Fontus Americanus” de Kara Walker –un monumento al sufrimiento negro en manos blancas a cada orilla del Atlántico– en una inmensa nave de la Tate Modern, un hombre negro reducido en el suelo por una fuerza invisible en un callejón de Londres, twigs suspendida en el vacío, retenida y arrastrada contra su voluntad, en una habitación de un lujo opulento que parece una representación material del privilegio blanco… Son imágenes poderosas, y probablemente esa fuerza reside en que logran ser tan bellas como desoladoras. Juan Monge

Al británico Felix Clary Weatherall parece gustarle el speedcubing o, lo que es lo mismo, resolver cubos de Rubik. Ya lo demostró manipulando uno mientras pinchaba “The Daisy” en su sesión “Boiler Room: Streaming From Isolation” del año pasado. En su alianza con el director brasileño Rudá Santos para rodar el videoclip del single (“The Daisy” es también un movimiento básico para llegar a resolver el cubo), eligieron representar un concurso de speedcubing con Katie Mouchan-Davies como protagonista y cameo del propio productor. La joven, jugadora en la vida real, se ve sumida en una historia de ciencia ficción circular en la que su carrera contrarreloj para resolver el cubo la lleva un poco más allá de ganar una competición. Tamara G. Cascales

Un homúnculo es un ser creado de forma artificial, concepto que da título al videoclip que Sevdaliza codirige junto al realizador Willem Kantine para el remix de su canción “Oh My God” (la toma original cuenta con su propio vídeo). El clip se enfrenta a una cultura que sistemáticamente exige control sobre el cuerpo de las mujeres y sus decisiones. La artista iraní-neerlandesa interpreta a una espía armada y embarazada que se enfrasca en tiroteos y persecuciones y es finalmente atrapada y encadenada, aunque continúa luchando para liberarse, en un desenlace que es puro ciberpunk. La pieza parece sugerir que el cuerpo de la mujer embarazada es el recipiente en el que la sociedad proyecta una serie de expectativas contra las que ella se rebela. De ahí la cita en latín con la que empieza el vídeo: “Si quieres la paz, prepárate para la guerra”. Teresa Ferreiro

El “Thot Shit” de Megan Thee Stallion es un gran corte de mangas y una sonada burla a esa América blanca, rancia y heteronormativa con complejo de superioridad moral. En el vídeo, dirigido por Aube Perrie, vemos a un senador con edad de estar jubilado sobre el que se desata la furia de Megan, que acompañada de un ejército de mujeres dispuestas a perrear donde sea, lo aterrorizan persiguiéndole por todas partes, hasta en la bañera (con homenaje a Freddy Krueger incluido), para acabar practicando en él un atentado quirúrgico, convirtiendo su boca en una vulva. Con su vídeo, Megan parece querer mandar un mensaje contundente: “Vuestro tiempo se ha acabado y vamos a ser vuestra peor pesadilla”. Pero la revolución de Megan, por supuesto, se baila, y se baila con colores brillantes, ropa ceñida y, sobre todo, una buena dosis de socarronería. Carolina Velasco

Si aún no entiendes la mecánica sexual, con el binomio “Prada / Rakata” te viene de frente. El deseo está en el cuerpo deseante –el motor vital deleuziano–, pero también en lo que se erotiza. Y si se le extirpa la voluntad, pasa de sujeto a objeto de deseo. Arca y el maestre visual Frederik Heyman recrean toda esta maquinaria del anhelo carnal en su nuevo videoclip, donde vemos a Alejandra Ghersi en la constante fluidez de roles. Performa la sumisión encadenada a la rueda del deseo, la stripper en un podio de discoteca sujeto a la marcha de vacas sacras o la dominación como Kali Mata en formato cíborg, con el Sagrado Corazón ardiendo y colgado de su pelvis. El erotismo, la religión y el empuje vital tienen en común la búsqueda del éxtasis, pero los constructos sociales nos han mermado la variedad de posibilidades que podemos experimentar. Dejemos que Arca las encienda de nuevo. Aïda Camprubí

Bienvenidos a Montero. El Astroworld de Lil Nas X. Un mundo de fantasía camp que coge influencias de “Hades” (2018), un videojuego indie adorado por la comunidad bi, de “Los juegos del hambre” (Gary Ross, 2012) e incluso de “Legend” (Ridley Scott, 1985) para recrear una única personalidad cambiante a merced de esos prejuicios sociales que cada uno termina imponiéndose como propios. Montero se interpreta a sí mismo poniendo trabas al reconocimiento de su propia identidad, siendo juez y parte, siendo tentación y víctima, mientras emprende un camino de autodescubrimiento encubierto en un descenso a los infiernos que culmina con él perreando y montando al demonio para después asesinarlo y usurparle el trono de los deseos carnales, el armario y el mago de la vergüenza. Cierta gente en Estados Unidos seguro que carga el rifle cuando alguien menta a Lil Nas X en su presencia. Diego Rubio

Salomon Ligthelm usa distintos conceptos para envolver con imágenes el mensaje de “Introvert”. Por un lado, utiliza imágenes de manifestaciones y brutalidad policial junto a recursos de edificios y calles de la ciudad de Londres, todo en blanco y negro. Por el otro, coloca a Little Simz y su cuerpo de baile en el interior del Museo de Historia Natural de Londres, aportando así un toque de grandiosidad y solemnidad al resultado final. Pero lo que más me gusta es el uso de imágenes de cuadros de la Colección Wallace (entre ellos un par de obras de Murillo), que exacerban el sentimiento de injusticia que denuncia la canción. Muchas y muy buenas ideas condensadas en seis minutos de puro goce estético. JuanP Holguera

Cinco años después de su último videoclip –“Gosh”, de Jaime XX–, Romain Gavras vuelve al medio que lo consagró como uno de los realizadores referentes de su generación. El director de origen franco-griego regresa de la mano del productor francés Surkin, que resucita y reconvierte su iniciativa GENER8ION para la ocasión: tras un primer EP en 2016, el proyecto se transforma en una colaboración audiovisual con Gavras que pretende reflexionar sobre el futuro próximo que en palabras del propio realizador “no es posapocalíptico porque el Apocalipsis ya está aquí”.

De la misma forma que ya hizo con lasbanlieues parisinas (“Stress”, de Justice; mejor clip internacional del año 2008 en el Rockdelux), la crisis migratoria (“Born Free”, de M.I.A.) o los riots de Occupy Wall Street (“No Church In The Wild”, de Kanye West & Jay-Z), Gavras nos da una nueva visión de uno de los temas recurrentes en sus filmografía: los márgenes fallidos del proyecto europeo. En “Neo Surf” posa la mirada sobre un futuro no muy lejano que tiene más de premonitorio que de distópico: crisis climática, drones de grandes corporaciones y una juventud perdida y sin expectativas, con 070 Shake cantando en un muelle ruinoso. Se trata del primer rodaje de Gavras en su Grecia natal, y ha intentado trasladar a la pieza los recuerdos y lugares de su infancia en el país. Esta nostalgia se nota en el ambiente alegre y festivo del tema, algo que contrasta con el universo que dibuja y que representa una novedad en la obra del realizador, haciéndonos pensar que igual no todo está perdido: el futuro será una mierda, pero según la mirada de Gavras también será en comunidad, queer y con tablas de surf voladoras… lo cual no está nada mal. David Camarero