Sábado, 4 de junio

Mavis Staples, Nick Cave y Tyler, The Creator encabezan la tercera jornada en Primavera Sound, que destaca, en líneas generales, por el amplio espacio dedicado a los pioneros y por la voluntad de dirigirse hacia nuevas fronteras musicales. El drum’n’jazz de Squarepusher, el rock netamente gótico de Bauhaus y el salvajismo grindcore de Napalm Death están entre los primeros. La escena británica contemporánea, representada por Shame y Black Country, New Road, entre los segundos. Además, por supuesto, de la presencia de artistas-imán como Gorillaz, Beach House o Alizzz.

Luchar a través de la música por los derechos de la mujer en un continente en el que la ablación es práctica común es la tarea que han emprendido Les Amazones d’Afrique. Entre la vanguardia y los sonidos más tradicionales, este colectivo de mujeres cantantes y músicas de diferentes países africanos tiene en el compromiso social su principal razón de ser. Con tan solo dos trabajos, se han convertido en una de las referencias imprescindibles de la música que llega desde dicho continente. En sus filas, estrellas consagradas como las malienses Kandia Kouyaté y Mamani Keita o la nigeriana Nneka, unidas en la denuncia que retumba arropada por el amplio collage sonoro que ofrece África.

Cuando en 1996 Mavis Staples publicó su disco junto a Lucky Peterson dedicado a Mahalia Jackson, podía parecer que culminaba una brillante carrera. El éxito de canciones como “I’ll Take You There” o “How Many Times”, su condición de estrella del sello Stax, la admiración que despertaba en autoridades como Bob Dylan o Prince y el compromiso contra la lacra racista de Estados Unidos de la mano de Martin Luther King eran suficiente para cerrar una etapa sin mácula. Pero el nuevo siglo le ofreció oportunidades junto a Jeff Tweedy, M. Ward o Bon Iver, que se acercaron a su forma de entender el soul. Con 82 años, mostrará a las nuevas generaciones la huella perpetua de una época sagrada.

Cuando el escenario se transforma en un expositor de instrumentos inverosímiles, es el turno de Einstürzende Neubauten. Blixa Bargeld y los suyos han llevado a cotas imposibles el fenómeno industrial desde los 80, siempre con tendencia al negro. Comenzaron siendo los paisanos raritos de Kraftwerk y han acabado haciendo más accesible su sonido y, con su disco más reciente, “Alles In Allem” (2020), relatando episodios históricos. Siempre de espaldas a las modas y habituales del Primavera Sound, los berlineses ofrecen una particular visión sobre la permeabilidad de las fronteras en la música.

La joven cantaora y compositora cordobesa solo ha necesitado un álbum –el inolvidable “Sanación” (2020)– para abrirse un camino de profunda huella en nuestra música popular. Guitarras flamencas, electrónica y la extraordinaria voz de una intérprete que solo rinde cuentas ante sí misma y ante la tradición aprendida junto a los suyos, en días de labor en las dehesas del Valle de Los Pedroches. Lirismo a manos llenas, libertad artística como única premisa y canciones apuntando siempre a lo sublime. Como para perdérselo...

Junto a black midi, Black Country, New Road es una de las bandas más experimentales de la vanguardia inglesa. Su paleta sonora incluía disonancias de saxofón, riffs enigmáticos y desarrollos imprevistos. Tras su debut llegó “Ants From Up There” (2022) y el ahora sexteto –tras la salida del cantante Isaac Wood– suena más melódico e incorpora elementos de jazz futurista. La huella de Slint ha quedado atrás, pero la originalidad de la banda le ha permitido subir un nuevo escalón sin perder un ápice de interés.

Durante un tiempo, la cuestión en Washington D.C. fue darle al punk una dimensión más elaborada, pausar los conceptos de Bad Brains o Minor Threat sin restar honestidad. Mantener la mala leche, pero haciéndola más estética. Jawbox supo exponer a la perfección este discurso distorsionado de contundente rítmica en solo cuatro álbumes. La aventura duró menos de una década, pero dejó joyas como “For Your Own Special Sweetheart” (1994). Desde 2009, sus miembros coquetearon con un retorno que se materializó en 2019. Con su directo, los estadounidenses dejarán saciados a los fieles del credo guitarrero.

En un Primavera Sound inmaculado, si hay alguien que puede contemplar todo lo que ocurre desde una atalaya esos son Nick Cave y The Bad Seeds. Tras la reciente muerte de su hijo –es el segundo vástago que pierde–, lo que se pueda esperar del australiano es una incógnita. Con tan solo un piano, volvió a estremecer al mundo con un directo apabullante en streaming durante la pandemia, fruto de una férrea voluntad de dejar en cada época un sello indeleble. Con “Skeleton Tree” (2016) –álbum internacional del año para Rockdelux– creó una obra maestra de la peor pesadilla imaginable, que ahora ha vuelto a padecer. Y sus radiografías de personajes siempre con fundido a negro forman un universo único en la historia de la música. Camorrista con levita, sempiterno atormentado, baladista de terciopelo… Cuando la mirada desafiante de Cave y su granítica banda suban el escenario será, una vez más, para reivindicar su lugar en el Olimpo.

Cuando en 2016 Chairlift anunció su separación, costó entenderlo. Pero Caroline Polachek tenía un plan. Con su segundo proyecto en solitario, tras Ramona Lisa, irrumpió con una destacada colección de canciones, dándole una nueva dimensión al pop digitalizado que había manejado con anterioridad. Sus últimos movimientos incluyen colaboraciones con Oneohtrix Point Never o Flume y delatan una inclinación inconformista, que busca nuevas propuestas con las que avanzar hacia un futuro seguro.

El fundacional “Scum” (1987) presagiaba que Metallica había tenido un hermano bastardo en el Reino Unido. Pero incluso el sonido distorsionado y pesado de su debut y los gruñidos guturales de Nicholas Bullen resultaban insuficientes para Napalm Death. Había que incidir en la bestialidad, hacerse más indomables y, pese a la salida progresiva de sus miembros originales, mantener inmutable el sello de la banda. Son los dueños de la etiqueta grindcore, llevando al extremo el concepto más brutal del rock.

La presencia de Damon Albarn en los festivales no se discute, la cuestión es con cuál de sus mil caras hará presencia el británico. El elegido en esta ocasión ha sido Gorillaz, juguete favorito del líder de Blur. Durante algún tiempo se planteó el final de su proyecto, pero parece que se resiste a dejar de interpretar estas maravillas. El EP “Meanwhile” (2021) es uno de los elementos con que está celebrando el 20º aniversario de la formación. 2-D, Noodle, Murdoc Niccals y Russel Hobbs, los miembros virtuales de la banda, soplarán las velas en el Primavera Sound bajo las directrices de su ecléctico e hiperactivo creador.

El ensueño de guitarras reverberadas y voces etéreas diseñado por Zachary Cole Smith cumple ahora una década, el tiempo que ha pasado desde la publicación del excelso “Oshin” (2012). Desde entonces, DIIV se han asentado con otros dos álbumes en los que ha distorsionado su sonido y que también han servido para que el líder de la formación confesara sus experiencias, dejando atrás un pasado marcado por las adicciones. A medio camino entre sus coetáneos Real Estate y los clásicos Slowdive, los estadounidenses se encuentran en un momento idóneo para dejar su impronta en el festival.

Estamos ante el grupo que mejor ha interpretado los conceptos dream pop y shoegazing en la última década. La continuación perfecta de My Bloody Valentine o Slowdive. “Once Twice Melody” (2022) es su particular salto sin red, un disco de hora y media que subraya su capacidad inagotable de generar buenas canciones. Incluso hits como “Superstar”, que sigue la estela de “Myth” o “Norway”. Victoria Legrand y Alex Scally han ido introduciendo pequeñas variaciones a un universo marcado por guitarras reverberantes, sintetizadores oníricos y voces expansivas, tan reconocible como magnético.

Tyler Okonma era demasiado grande como para no brillar con luz propia. Por eso aparcó al colectivo Odd Future. Y participó en “Channel Orange” (2012) de Frank Ocean. Y sofisticó su sonido. Cuando se quitó la máscara de chico malo y llegó su cuarto largo, “Flower Boy” (2017), el mundo cayó rendido ante Tyler, The Creator. Podía parecer que había tocado techo, pero “IGOR” (2019) lo reventó en mil pedazos, antes de entregar el descomunal “CALL ME IF YOU GET LOST” (2021). La cuestión no es hasta dónde puede llegar, sino cuáles son los límites de su ambición.

Para imaginar que Doc Scott y Jaco Pastorius se pueden fusionar en algún punto hay que tener algo en la cabeza: estar perturbado o ser un genio. Solo hay que escuchar “E8 Boogie” para reconocer que Squarepusher está en la segunda categoría. A Tom Jenkinson lo avalan dos décadas como uno de los nombres de cabecera del sello Warp. Su fusión de drum’n’bass y jazz con exploraciones IDM nos ha dado títulos tan relevantes como “Feed Me Weird Things” (1996) o el todavía reciente “Be Up A Hello” (2020). Y a él, la merecida etiqueta de “pionero”.

Son jóvenes, pero sobradamente preparados. Diez días necesitaron para grabar su primer largo, “Songs Of Praise” (2018), cuando apenas habían alcanzado la veintena. Shame tiene su propia firma en la nueva ola que ha llegado del Reino Unido. Fortaleza de las guitarras rítmicas, liderazgo de Charlie Sheen y poco complejo a la hora de retratar la disconformidad con los tiempos en que les ha tocado vivir son sus señas de identidad. Con “Drunk Tank Pink” (2021) han oscurecido su propuesta, ahora más elaborada e igual de atractiva.