En el suplemento ‘Rockcol·lecció’ de la revista ‘Enderrock’ publicado en 2002, Pere Pons y Joaquim Vilarnau preguntaban a Sisa qué era un cantautor galáctico, y este respondía “soy yo. Es una tautología. ¿Qué es el mal? El demonio. ¿Y qué es el demonio? El mal”. A continuación, el autor de “Qualsevol nit pot sortir el sol” (Zeleste-Edigsa, 1975) se refería a otros posibles músicos galácticos y citaba a Pascal Comelade, Franco Battiato, Bola de Nieve, Frank Zappa y Vainica Doble, afirmando que “ser galáctico es un punto de vista sobre las cosas y yo soy el inventor y el fundador de la teoría, la filosofía y la estética galáctica, que no tiene nada que ver con ‘La guerra de las galaxias’”.
Como se podrá deducir, no es fácil definir en qué consiste este género conocido como la canción galáctica, cuyos fundamentos, según algunos estudiosos, se hunden en el tiempo y en otras disciplinas artísticas para llevarnos al pintor Salvador Dalí y a uno de los personajes que más le influyó intelectualmente, el pensador Francesc Pujols, autor entre muchas otras obras de “Concepte general de la Ciència Catalana” (1918). Pero aquí de lo que se trata es de fijarse en una quincena de solistas y grupos que de una u otra manera han seguido los pasos de Sisa y que a la vez han mantenido muchas afinidades entre ellos.
Probablemente faltará alguno e incluso puede que también sobre algún otro, porque los límites del concepto “galáctico” siempre han sido confusos. Así, para evitar malentendidos, los invitados a esta fiesta auspiciada por el cincuentenario del segundo álbum del cantautor barcelonés, en la que no cuentan ni el tiempo ni el espacio, aparecen por riguroso orden alfabético.
Si hay alguien que pueda definirse como “galáctico” es Jordi Gasión, que en 2004 adoptó el nombre artístico de El Fill del Mestre, que es el título de una de las canciones de “Qualsevol nit pot sortir el sol”. No obstante, él siempre ha reivindicado el folk estadounidense más que la tradición cultivada por el cantautor barcelonés, a pesar de que incluso pusiera el nombre de “Ha calat foc a la casa” (Autoeditado, 2010) –verso final de la mencionada composición– a su último disco. Además, se da la circunstancia de que ha trabajado con su paisano –ambos son de Alpicat, localidad cercana a Lleida– David Esterri, más conocido como Lo Pardal Roquer, que en 2011 publicó un curioso vinilo interpretado por Cobla Sant Jordi, Conjunt Badabadoc y Escolania dels Blauets de Lluc sobre la “L’escala de la vida”, de Francesc Pujols, que es uno de los autores preferidos por los acólitos galácticos.
En este caso no hablamos de un músico en sentido estricto, sino de un poeta, ensayista y traductor. Enric Casasses (Barcelona, 1951) es un laureado autor lírico que ha hecho sus pinitos discográficos implicándose en diversos trabajos de otros colegas de la cofradía galáctica, como los añorados Macromassa –que también tuvieron cierta vinculación con este género–, Pau Riba y Pascal Comelade y su Bel Canto Orquestra, ya sea declamando sus versos o tocando un instrumento tan peculiar como el triángulo. Asimismo, sus poemas han sido musicados por todo tipo de artistas, de los más tradicionales a los más vanguardistas.
Manel es el grupo barcelonés que en 2008 revolucionó de golpe el estancado mundo del rock expresado en lengua catalana con su pop teñido de matices folk. En principio ligaban con la escuela de Sisa y Pau Riba a través de ese gran eslabón que fue Antònia Font, aunque luego evolucionaron hacia otros universos musicales no tan relacionados con la canción galáctica. En 2023 anunciaron su separación, que ya veremos cuánto dura. Mientras tanto, su cantante, guitarrista y principal compositor, Guillem Gisbert, ya ha lanzado un primer disco que en cierto modo conecta con el espíritu de los primeros trabajos de la formación.
Pascal Comelade (Montpellier, 1955) es un catalán del norte que durante algunas temporadas ha residido en Barcelona. Prolífico músico inclasificable, que puede viajar en pocos segundos de la tradición a la contemporaneidad pasando por el rock’n’roll, fue de los primeros en entrar en la órbita galáctica gracias a sus contactos con Víctor Nubla –del dúo Macromassa, otro satélite del mismo universo– y el mencionado Enric Casasses, además de conocer al mismo Sisa-Ricardo Solfa, con quien grabó el single “Yo quiero un tebeo” (Edicions de l’Eixample, 1993). Además de versionar alguna canción de su amigo, como “L’home dibuixat”, llegó a titular uno de sus discos “EI cabaret galàctic” (Les Disques du Soleil et de l’Acier, 1995), como el tema de Sisa que abría “Galeta galàctica” (Zeleste-Edigsa, 1976). Además, llegó a producir el álbum con que Sisa volvió a usar la lengua catalana “Visca la llibertat” (Drac-Virgin, 2000). Pascal Comelade también ha trabajado, entre muchos otros músicos cercanos al mundo galáctico, con Pau Riba.
Después de la disolución de El Último de la Fila, en 1996, Quimi Portet (Vic, 1957) se concentró en su carrera en solitario cantando en catalán, como “astro intercomarcal”, aunque ya se había dado a conocer en esa faceta con un primer disco, “Persones estranyes” (GASA, 1987), donde anticipaba su pop-rock de tintes surrealistas, dotado de un humor socarrón y muy cercano a la órbita galáctica. Esa atracción se vio reflejada igualmente en su otra vertiente como productor, ya que trabajó, entre muchos otros, con Adrià Puntí y Albert Pla –con este último incluso ha compartido la serie en TV3 “Natura sàvia”– y sobre todo con la gira que realizó entre 2013 y 2014 con el mismo Sisa y Joan Miquel Oliver. Además, también se ha interesado por Francesc Pujols.