La semana vista por…

Ayer por la tarde se anunció el fallecimiento de Ozzy Osbourne (1948-2025) a los 76 años de edad. El cantante británico fue diagnosticado de párkinson en 2019 y padecía enfisema pulmonar, aunque su precario estado de salud no le impidió despedirse de su público y sus compañeros con un concierto-homenaje celebrado el pasado 5 de julio en Birmingham, la ciudad que vio nacer a Black Sabbath, el grupo que definió las líneas maestras del heavy metal y todos sus derivados posteriores en álbumes esenciales como “Paranoid” (1970), “Master Of Reality” (1971) o “Sabbath Bloody Sabbath” (1973). Expulsado del grupo en 1979, inició una exitosa trayectoria por cuenta propia, liderando una banda de plantel inestable pero siempre rebosante de talento que grabó discos multiplatino en los Estados Unidos como “Blizzard Of Ozz” (1980), “Bark At The Moon” (1983) o “No More Tears” (1991). Desde finales del siglo pasado, de manera intermitente y en paralelo a su trabajo por cuenta propia y a su establecimiento como figura catódica a través del reality “The Osbournes” (2002-2005), participó en sucesivas giras de reunión de Black Sabbath y en “13” (2013), el último álbum del cuarteto. Hoy le dedicamos un Fuera de Juego.

Wet Leg, el dúo de la isla de Wight, ha entrado pisando fuerte en las listas del Reino Unido con su segundo disco, “moisturizer”, que esta semana se ha encaramado al número 1 en venta de vinilos y listas de tiendas independientes, desbancando a gigantes como Oasis y su inagotable colección de grandes éxitos “Time Flies … 1994–2009”. Lo notable no es solo el dato comercial, que ya de por sí impresiona, sino la manera en que lo celebran: con sarcasmo y gracia. La cantante y guitarrista Rhian Teasdale publicó en redes una foto con una camiseta que parodia el logo de Oasis utilizando una escena de la película “Dos tontos muy tontos” (Bobby y Peter Farrelly, 1994) y el mensaje “Yay, eat shit Oasis hehe” (“Yepa, cómete esa mierda Oasis, jajaja”). Con ese gesto, Wet Leg no solo demuestran que tienen talento para hacer buena música, sino que también saben cómo poner con humor en jaque a una leyenda del britpop sin perder ni pizca de estilo. No es cualquier cosa: son la frescura y la irreverencia encarnadas en un dúo que sabe reírse de los grandes mientras conquista la cima.

Desde las catacumbas del britpop, Pulp vuelven a enseñarnos cómo convertir la obsesión en arte con “Tina”, la última canción extraída de su novísimo álbum “More”. Esta semana han presentado un videoclip que el cantante Jarvis Cocker define como “digital Fuzzy‑Felt”, una pieza inquietante que combina animación digital con imperfecciones artesanales y escenas de sus recientes conciertos. Creado por la artista austriaca Julia Schimautz junto a Gaussian Studio, el clip parece un collage que ilumina la incomodidad de los deseos ocultos mientras suena una melodía de cuerdas vertiginosa. Jarvis no se anda con rodeos: “Deberías sentir que necesitas una ducha después de escucharla”. “Tina” ya se ha convertido en una favorita en directo, y esta semana la banda tiene otra cita importante: este viernes encabezan el Tramlines Festival en Sheffield, donde tocarán las nuevas canciones ante su público local por primera vez desde su regreso. Cocker lo resume con su habitual humor seco: “Tramlines va a estar genial. Es nuestra primera oportunidad de tocar estas canciones para la población de la República Popular de South Yorkshire. Right good”.

Desde Yorkshire pero con raíces en el sur de Londres, DEADLETTER emergen como uno de los grupos más estimulantes del nuevo post‑punk británico. Canalizan la furia verbal de The Fall y los ritmos febriles de LCD Soundsystem en canciones que suenan a baile en medio de un motín. En directo, sus componentes –amigos desde hace años– se mueven con una química contagiosa, tan ligera como afilada. “La próxima vez que alguien me diga ‘por qué las bandas jóvenes ya no escriben sobre política’, bien podría ponerles a DEADLETTER”, decía Steve Lamacq en BBC 6 Music. Su EP “Heat!” (2022) les abrió puertas y su álbum de debut “Hysterical Strength” (2024) ha superado las expectativas. En septiembre traerán esa energía a cinco ciudades españolas, pasando por el Boga Boga Festibala de San Sebastián (12), el ciclo Noites do Porto de A Coruña (24), Santander (25), el festival Cranc Illa de Menorca (26) y el ciclo SON Estrella Galicia en Granada (27). Una oportunidad para comprobar por qué incluso la BBC los considera un ejemplo de cómo escribir sobre política con ritmo y elegancia.

En Nueva York, Nation Of Language siguen perfeccionando su fórmula de nostalgia ochentera y sensibilidad contemporánea. Esta semana han publicado un nuevo sencillo, “Under The Water”, anticipando su próximo disco, “Dance Called Memory”, previsto para el 19 de septiembre. La banda, que ya se ha ganado un lugar entre los mejores cultivadores del synthpop emocional de esta década, confirma así que su propuesta va más allá del revival: sus sintetizadores no son un fetiche, sino un vehículo para canciones sinceras y universales. Han demostrado que su capacidad para conmover a base de melodías expansivas y letras introspectivas sigue intacta, consolidando su estatus como uno de los grupos más elegantes de la escena independiente actual. Este otoño, además, traerán esa magia a España: actuarán en noviembre en Barcelona (26) y Madrid (27), dentro de su gira europea. Una ocasión perfecta para dejarse envolver en directo por su hipnótica melancolía y comprobar por qué son una de las propuestas más emocionantes del momento.

En el sur, el festival Jazz en la Costa de Almuñécar, en marcha desde ayer y hasta el 27 de julio, vuelve a demostrar que las ruinas y el mar también saben de swing. En su 38ª edición, ofrece un cartel tan variado como exquisito, combinando leyendas, virtuosos contemporáneos y jóvenes con hambre. Abre el gran Myles Sanko, voz soulera y elegante, y le siguen nombres como James Carter Organ Trio, potencia y riesgo a partes iguales; Chano Domínguez con Javier Colina y Antonio Lizana, tres sensibilidades que funden flamenco y jazz; Christian McBride, homenajeando a Ray Brown; Avishai Cohen, siempre impredecible, y la prodigiosa Judith Hill para cerrar con intensidad. Cada noche es un diálogo entre generaciones, con familias, curiosos y fieles compartiendo silla frente al Mediterráneo.

En San Sebastián, el ciclo JazzEñe reafirma la salud y proyección del jazz estatal, integrado en la programación de la 60º edición del festival Jazzaldia. Desde hoy y hasta el 26 de julio, ocho formaciones seleccionadas entre 206 proyectos actuarán en cuatro sesiones dobles en el Teatro Victoria Eugenia, ante programadores internacionales invitados por la Fundación SGAE. Las bandas que participarán son: J. Fox y Juanfe Pérez (23 de julio), Maite Akustik Quintet y Román Filiú (24 de julio), EME·EME·PROJECT y El Cuarteto Federal (25 de julio), y para cerrar, el Pere Bujosa Trío junto a Daniel Román Jazz Quintet (26 de julio). La selección ha sido realizada por un comité profesional formado por Javier Estrella (director de JazzEñe), Miguel Martín (director de Jazzaldia), Trinidad Jiménez (flautista y artista seleccionada 2024), Irene Reig (saxofonista y artista seleccionada 2023) y Adrián Besada (director de la revista ‘Masjazz’). Las entradas están a la venta a 8 euros por día, abiertas al público general, consolidando a Donostia como un faro del jazz nacional y plataforma internacional para el talento español.

El cine también se cuela en nuestra sección en esta semana de emociones con “Monsieur Aznavour” (2024), que llegará a los cines españoles el 29 de agosto. La película, protagonizada por Tahar Rahim, revive la vida del legendario Charles Aznavour (1924-2018) desde las calles de París hasta los grandes escenarios del mundo, con sus luces y sus heridas. Dirigida por Mehdi Idir y Grand Corps Malade, cuenta también en su elenco con Bastien Bouillon y Marie‑Julie Baup. En Francia ha sido un éxito rotundo, más de dos millones de espectadores, y aquí promete conmover a quienes crecieron con “La bohème” y descubrir al hombre detrás de las canciones a quienes apenas lo conocen. Un recordatorio de que la voz, a veces, es la mejor autobiografía.

Además, otro estreno con sabor local y espíritu punk: “Histórico. La historia real del último concierto de Chill Mafia” (2025), la película que cuenta qué llevó a Chill Mafia a organizar aquel multitudinario concierto de despedida en el BEC. Disponible en la plataforma Primeran de EITB, mezcla realidad y ficción en clave de comedia absurda, con ecos de “The Office” y humor caótico. Tras la inesperada aparición del Ángel de Aralar, Kiliki Frexko recibe la misión divina de salvar Euskal Herria montando un concierto gigantesco, arrastrando a todo Chill Mafia entre problemas técnicos y situaciones surrealistas. Dirigida por Arriguri y escrita por Julen Goldarazena y Beñat Iturbe, está protagonizada por el propio grupo y aparece hasta el mítico Olentzero. Una carta de amor a su amistad, creatividad e irreverencia, que demuestra que su etapa musical pudo terminar, pero no su química y locura colectivas.

Y si lo que apetece es entregarse al caos y la alegría sin medida, el festival Canela Party, que celebrará su nueva edición del 20 al 23 de agosto, volverá a convertir Torremolinos en un carnaval sónico donde se mezclarán disfraces, purpurina y pogos. El cartel es tan dispar como irresistible: Blonde Redhead, DIIV, The Get Up Kids celebrando 25 años de “Something To Write Home About”, Tropical Fuck Storm, Amenra, MJ Lenderman, Les Savy Fav, Biznaga, Depresión Sonora, Aiko el grupo y, como sorpresa de última hora, Bob Vylan, con su punk‑rap feroz.

Del 11 al 14 de septiembre, el festival Altaveu vuelve a llenar Sant Boi de Llobregat con “el so que ens identifica”, apostando en esta próxima edición por voces únicas e irrepetibles. La edición arranca con “Sail On, Sailor”, un homenaje a Brian Wilson –recientemente fallecido– y The Beach Boys, y presenta a artistas como Pau Vallvé, Derby Motoreta’s Burrito Kachimba, Cantes Malditos, Remei de Ca la Fresca, Carmen Lancho, Paco Pecado o Violeta Veinte, junto a nuevas propuestas, feria, exposiciones y actividades familiares. Un festival para descubrir música con identidad propia.

Este verano no hay quien pare la música: es un puñetazo de autenticidad que no pide permiso. Aquí no hay momento para la calma: la cultura es rebeldía, sudor, sonrisas y revoluciones en forma de canción. Porque vivir es eso: no parar de pedir otra, y otra, y otra más. ¿Quién se apunta?