
“Words And Music” es una edición con vocación de integral de Margo Guryan –incluye “Take A Picture” (1968) y anuncia 16 inéditos en doble CD o triple LP–. Desde aquellas fallidas maquetas de cándido aliento swing para Atlantic hasta material de la década 1968-1978, rematado con una grabación de 2001 de “Goodbye July”, una canción escrita en 1966. Aunque algún fleco –el crítico “16 Words” / “Yes I Am” (2007)– evita que el panorama sea completo, nada se puede reprochar al reputado sello Numero Group a la hora de inscribir en su lustroso catálogo una compilación tan cuidada y esencial como esta. Salvador Catalán
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Poco a poco, adquirió aura de culto y acabó siendo considerado clásico del emocore. Su acercamiento al sonido, sea como sea, no es del todo canónico. Lo de American Football es emo sin la furia hardcore. Por sus compases extraños, casi parece más admisible la etiqueta math rock. Y en alguno de estos temas, como “For Sure”, mejor prefijo sería “slow” que “emo”. Veinticinco años después, más aún con este sonido depurado, cada canción de “American Football” (1999) impacta como en la primera escucha. Sobre todo “Never Meant”, bellísimo himno de ruptura sobre una pareja que se propone (solo se propone) pretender que, en realidad, lo suyo nunca debió pasar y que no hay para tanto si se acaba. Juan Manuel Freire
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Todo en “Band On The Run” (1973) está engarzado como si se tratara de un mural de los impulsos creativos de McCartney. En el mismo, florecen algunas de sus gemas más brillantes pos-Beatles. Tal es el caso de “Let Me Roll It” o “Mamunia”. En esta última, el de Liverpool muestra su habilidad para absorber estilos ajenos al pop, como el exotismo tiki. “No Words” es una filigrana de lo que significa jugar con los significantes del barroquismo pop. También caben explosiones de folk tabernario, reprises de “Jet” y “Mrs. Vandebilt”, pop de alta costura y todo detalle que orbite alrededor de la antena parabólica de un Macca que, tal como demuestra en este trabajo, andaba más que sobrado de ambiciones. Marcos Gendre
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“Cautionary Tales: Jukebox Classiques” recopila en una cajita todos los singles y EPs publicados por los californianos entre 1989 y 1999, un festín para los fans de la tropa de Stephen Malkmus y compañía resumido en 56 canciones que son algo así como una biblia de bolsillo del indie rock con solera. Sirve para reivindicar piedras preciosas como “Summer Babe”, “Trigger Cut”, “Cut Your Hair”, “Gold Soundz”, “Range Life” –una canción que justifica toda una carrera–, “Shady Lane”, “Spit On A Stranger” o “Stereo”, por citar solo un puñado. También, para testar su falta de prejuicios a la hora de merendarse “The Killing Moon” (Echo & The Bunnymen) y “The Classical” (The Fall), ambas en el EP “Major Leagues” (1999). Juan Cervera
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Estilísticamente, MacManus se lanzaba aquí al country, el blues, el rockabilly, el jazz, la americana y todo ese crisol de sonidos, con algún guiño también a la conexión irlandesa. Lo mejor de “King Of America” (1986) es que no se queda en un mero homenaje de fan a todo ese sonido e iconografía, sino que aporta el punto de vista de un extranjero en Estados Unidos. Se reedita ahora remasterizado y ampliado en una caja de seis discos cuyo contenido es tan jugoso como susceptible de discusión. Ahora ya depende del superfan de Costello decidir si se rasca el bolsillo por el puñado de flores que encontrará esparcidas entre un material que, en su mayor parte, ya estaba disponible previamente por aquí y por allá. David Saavedra
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Cuando salió “Bubblegum” (2004), Mark Lanegan seguía siendo miembro de Queens Of The Stone Age, pero pese a ello, se alejaba voluntariamente de las convenciones bidimensionales del rock pesado de la que entonces era su principal ocupación para adentrarse en un paisaje más misterioso y empapado de un blues desasosegante. De hecho, el disco es un doliente manifiesto sobre el hecho de hacerse viejo (no de madurar), la pérdida, la lujuria y la psicosis provocada por la dependencia narcótica, con un sonido a veces melancólico y otras veces volcánico y aterrador, adaptado a los tiempos que corrían. Jesús Rodríguez Lenin
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El retrato más expresivo, reiterativo y sincero de MF DOOM, expandiendo su voracidad lírica al sustrato sonoro con beats coloristas y psicóticos en su esencia cartoonesca y catódica. Viniendo del lanzamiento de “Madvillainy” (2004), cuya recepción inmediata ya apuntaba hacia la idea de haber dado con una obra maestra, aquí Daniel Dumile se permitió una comilona desenfadada e intoxicada a través de la cual reconciliarse con su villano interior. Del mismo modo que una cultura se explica en gran medida mediante su gastronomía, “MM..FOOD” (2004) revela a la perfección quién fue MF DOOM y el porqué de su importancia: esto es rap sin fecha de caducidad. Anton Casas
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Christian Fennesz regresa a la laguna Veneta cuando se cumplen 20 años de uno de sus discos más celebrados. Al margen del excelente trabajo de remasterización, a cargo de Denis Blackham, que da nitidez y definición a la trama digital de texturas y paisajes sonoros del material original, el mayor tesoro de esta reedición conmemorativa de “Venice” (2004) es “Sognato di domani”, un estanque de ambientes brumosos, compuesto dos décadas después, donde Fennesz dialoga con su pasado para reavivar su legado. Es música de una belleza tan perfecta y serena, tan tenaz en su ambición por pervivir pese a la decadencia, como la de la ciudad flotante que la ha inspirado. Juan Monge

El 40º aniversario de “Red Roses For Me” (1984), uno de los debut más laureados de la música de las Islas Británicas, merecía una reedición con una nueva mezcla para dar más brillo a los temas originales. Se ha publicado en vinilo rojo, pero esta vez el interés está en el formato doble CD, que es donde hay un material extra que pone los dientes largos ahora que el bueno de Shane MacGowan ya no está entre nosotros, con seis caras B que ya fueron incluidas en la reedición de 20º aniversario y –aquí está el caramelo para completistas– doce canciones grabadas en directo en 1984 para las John Peel Sessions y David ‘Kid’ Jensen Sessions de la BBC. Nacho Serrano

En 2011, Demon ya publicó un pack triple –2CD+DVD– para celebrar este monolito del pop británico como se merece. Y ahora que “Dog Man Star” (1994) ha cumplido 30 años repite la jugada adaptándose a las nuevas realidades del mercado y diversificando el formato: doble LP o picture disc sin añadidos, triple CD con las caras B asociadas y rarezas de la época, boxset que amplía con un Blu-ray de sonido HFPA lo ya ofrecido en la primera reedición. Lo que queda, más allá de reparto de chuches para fans, es el cancionero superlativo con que la banda londinense –el guitarrista Bernard Butler a punto de hacer mutis, porca miseria– asaltó los cielos del mejor melodrama glam rock que –todavía y por los siglos de los siglos: “Heroine”, “This Hollywood Life”, “New Generation”, la oceánica “The Asphalt World”– cabe imaginar. César Luquero

“South Atlantic Blues” (1968) tiene los ingredientes necesarios para caer rendido con sus encantos: pinceladas psicodélicas –tampoco muchas, aunque se le suele colgar esta etiqueta–, refrescantes vientos soul y sutiles arreglos de cuerda, ritmos envolventes, la curiosa voz de Fagan atrapada de vibrato o temáticas que van más allá del “chico conoce chica”. El álbum podría pertenecer al subgénero de los discos insulares, como “Eden’s Island” (1960), de Eden Ahbez, solo que su panorama no era precisamente idílico. Se basaba en el recuerdo de una infancia feliz pronto ensombrecida por la pobreza y en su experiencia posterior con una industria discográfica poco acogedora con los autores noveles. José Manuel Caturla
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Este disco “sobre cosas estúpidas que son realmente importantes” –en palabras de su autora– es una descarnada radiografía de la lucha de Hersh contra sus fantasmas enmarcada en canciones de raíces folk que no piden permiso para saltarse las reglas del género. La reedición de “Hips And Makers” (1994) se completa con tres cortes del EP “Your Ghost” (1994), cinco del EP “Strings” (1994) –donde se reformulaban, con Martin McCarrick en los arreglos, varias canciones del álbum–, una versión instrumental de “Velvet Days” –caramelo de cámara– y un “Hysterical Bending” originalmente en “Just Say Roe” (1994), compilación a favor del aborto promovida por Sire Records que también contó con Madonna, David Byrne, Ride, Danielle Dax y Belly, entre otros. Juan Cervera
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Con el emblemático “Moon Safari” (1998), Jean-Benoît Dunckel y su colega Nicolas Godin construyeron un refugio sónico donde muchos quisieron guarecerse entonces (dos millones de copias se vendieron) y, milagrosamente, muchos quieren seguir encerrados ahora. El charme de este disco es intemporal: no hay esa clase de beats que señalan la época de un disco, solo un equilibrio elegante de lo orgánico con lo electrónico. Sus exquisitas referencias van del funk orquestal del Gainsbourg de “Histoire de Melody Nelson” (1971) al prototechno de los Kraftwerk de “Computerwelt” (1981), pasando por las armónicas de Morricone. Todo ello envuelto en un universo estético deudor de Julio Verne, bañado en la nostalgia de fantasías utópicas. Juan Manuel Freire
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Alex Taylor, David Keegan, Sarah Kneale y Laura MacPhail entregaron en su solitario LP –coproducido por el texano Mayo Thompson de Red Krayola– uno de los manifiestos más imperecederos del pop y el rock indie escocés, catorce canciones propulsadas por esa mezcla infalible de dulzura y furia, de guitarras aguerridas y melodías frágiles, que se convirtió en uno de los santos y seña de muchas de las tropas musicales que le plantaron cara al establishment del momento. Esta deluxe edition de “Will Anything Happen” (1986) –que no conmemora ninguna fecha en particular– parece que es –o debería ser– la definitiva. Juan Cervera
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Reaparece en Super Deluxe Edition “Talking Heads: 77” (1977), más grande que la vida. Son tres compactos, más el disco original en Blu-ray. Y para completistas de pro, Rhino-Warner también ofrece una edición de más lujo aún en vinilo, con una caja que contiene cuatro discos, cuatro 7” y un libro. El primer compacto presenta tal cual el disco original. En el segundo aparecen temas como “Love Goes To Building On Fire”, una lectura acústica de “First Week/Last Week… Carefree” o una primeriza versión de la funk “Stay Hungry”. Los 13 temas del tercer compacto fueron registrados en directo en el CBGB, el 10 de noviembre de 1977. Quim Casas
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A lo largo de 92 minutos de abstracción hipnótica, somos testigos de la configuración de un sonido único. Seis movimientos titulados con el nombre del disco y la numeración correspondiente a su parte, engarzados a lo largo de una sinfonía dance abisal que expone las inquietudes que el alemán desarrolló en otros pasos discográficos. Después llegó incluso más lejos en resultados, pero “GAS” (1996) cuenta con la ventaja cronológica de media docena de partes ensambladas como si se tratara de uno de sus viajes de LSD en el bosque de Königforst, al lado de su casa en Colonia. A través de dicha inspiración, destaca la emotividad subyacente por medio del hi-hat espectral marca de la casa que rubricó Voigt desde sus primeras incursiones discográficas. Marcos Gendre
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Aunque el jazz estaba profundamente arraigado en Joni Mitchell, no predominó en su música durante sus primeros años. Sin embargo, este interés se manifestó ya en su adolescencia. A mediados de los setenta, la canadiense empezaría a explorar de lleno esas influencias jazzísticas. Así se presenta este nuevo volumen del proyecto Joni Mitchell Archives, en el que encontramos cajas recopilatorias de material inédito y también boxsets con álbumes remasterizados como este “The Asylum Albums (1976-1980)”, que reúne tres discos de estudio: “Hejira” (1976), “Don Juan’s Reckless Daughter” (1977) y “Mingus” (1979), además del doble álbum en directo “Shadows And Light” (1980). Ana Dara Peña Giraldo
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Que Claustrofobia sea uno de los grupos más infravalorados de la historia del pop nacional es tan injusto como memorables son “El silencio” (1986) y “Repulsión” (1987). A estos hay que añadir “Arrebato” (1984), su estruendosa aparición desde el trastero de la movida pop en los años ochenta. Todos estos trabajos han sido felizmente reeditados a propósito del Record Store Day. No hay más que recordar cómo dentro de su microuniverso podían convivir El Lebrijano, Golpes Bajos, Gato Pérez, Los Chichos, la música africana, Sisa, New Order, Vainica Doble e incluso Robert Wyatt. Un grupo que en su edad dorada, aquí reeditada, asentó los raíles de un sonido tan personal como tremendamente influyente en generaciones posteriores. Marcos Gendre
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Concebido en el estudio a base de jams supervisadas y editadas por el productor Mario Caldato Jr. a las que después se sumaban los textos, el cuarto trabajo del trío neoyorquino sigue asombrando por su explosivo despliegue de recursos expresivos y genéricos: rap por derecho en “Sure Shot” y “Get It Together”, zapatilla punk para “Tough Guy”, el rock duro de “Sabotage” y el fuego lento funk de “Sabrosa”... Seguían en racha y cuajaron “Ill Communication” (1994), doble álbum –una hora clavada, aunque se pasa volando– que en 2024 ha cumplido 30 años y ha sido nuevamente reeditado apelando a las esencias: triple vinilo con remezclas, directos, acústicos y descartes de la época o casete con el contenido original, esa veintena de canciones con visa a la eternidad. César Luquero

Si con el seminal “Selected Ambient Works 85-92” (1992) Aphex Twin rubricó los significantes del ambient techno a través de uno de los pilares más robustos de la música electrónica de estas tres últimas décadas, con su continuación de 1994 gestó la sublimación de la parte ambient de su ecuación a través de 24 canciones sin título. Casi tres horas de duración de paisajes sonoros tallados con texturas que fluctúan entre efectos que evocan el salón de espejos kraftwerkiano o los tonos sombríos desarrollados por Brian Eno en clásicos como “Ambient 4. On Land” (1982).
Los efectos reunidos en “Selected Ambient Works Volume II” (1994) se muestran a través del canon repetitivo más acorde con la idea de mantra. O lo que supone una inmersión auditiva total (así es como Richard D. James concibió estas canciones) con la técnica del sueño lúcido. Al adentrarnos en este universo de naturaleza abisal lo hacemos mediante un alto grado de desorientación. La misma que fue encauzada para transportar al oyente al mismo centro de una pesadilla distópica, en la que siempre se impone la sensación de rotar sobre el mismo centro del sueño. Toda una experiencia que apela al duermevela como forma de recepción sonora del artilugio en cuestión. En este caso, el último gran paso dado por la música ambient en todos sus años de evolución. Y que también fue el postrero, y prematuro, trabajo de larga duración imprescindible por parte de un tipo que, gracias a experimentos como este, se ganó la fama de enfant terrible de la música de cables del siglo XX. Marcos Gendre
2005 Bruce Springsteen Born To Run (30th Anniversary Edition) (1975) / 2006 Brian Eno + David Byrne My Life In The Bush Of Ghosts (1981) / Talking Heads Remain In Light (1980) / 2007 Prefab Sprout Steve McQueen (1985) / 2008 Dennis Wilson Pacific Ocean Blue (1977) / 2009 Miles Davis Kind Of Blue (1959) / 2010 Bruce Springsteen The Promise: The Darkness On The Edge Of Town Story (1978) / 2011 The Beach Boys The SMiLE Sessions (1967) / 2012 My Bloody Valentine Isn’t Anything (1988) / Loveless (1991) / 2013 Radio Futura La canción de Juan Perro (Edición 25 aniversario) (1987) / 2014 Slint Spiderland (1991) / 2015 Bruce Springsteen The Ties That Bind. The River Collection (1980) / 2016 Big Star Complete Third (1978) / 2017 The Smiths The Queen Is Dead (1986) / 2018 The Jimi Hendrix Experience Electric Ladyland (1968) / 2019 Pau Riba Dioptria (1969-1970) / 2020 Prince Sign “O” The Times (1987) / 2021 George Harrison All Things Must Pass. 50th Anniversary (1970) / 2022 The Beatles Revolver (1966) / 2023 Varios The Complete Obscure Records Collection 1975-1978 ∎