2023/ EPs internacionales

No hay cambios importantes en “Perspective”. Todo suena a Jlin por los cuatro costados. Ritmos rotísimos, sonidos tensos, quiebros metálicos y techno que brota del footwork. Flipante. Ahora bien: ¿sorprendente?, ¿innovador? Pues quizá ya no tanto. Y eso que el EP presenta algunas novedades. La más importante es su trabajo junto al grupo de Chicago Third Coast Percussion. Su sonido remite y siempre ha remitido única y exclusivamente a sí misma: una virtud de la que muy pocos pueden presumir pero que puede ser también, al mismo tiempo, un arma de doble filo. Carles Novellas

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Sus dos primeros cortes subrayan el factor exótico gracias a títulos como “Tonatzin”. La tribal “Coahuiltecan”, aunque suena a alguna polirritmia de Semana Santa, se refiere a los coahuiltecos. “Emma” contiene una textura espaciosa y melancólica que acaba transformándose en algo parecido a un tiroteo o lucha de machetes. En lo estrictamente musical, “Eslabón EP” se estructura bajo dos reglas: un ritmo evolutivo, fluido y constante que también se experimenta dentro de cada pista individual, evitando irritar la escucha al mismo tiempo sin renunciar con ello a lo inesperado. José Manuel Caturla

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El productor inglés hace un guiño a aquellos para los que el concepto “noche de baile” es más flexible de lo habitual. En un EP de tres tracks de electrónica a bajos BPMs que, en conjunto, parece especialmente diseñado para disfrutar hacia el final del viaje, abre “Crazy BBY”, corte techno de lenta cocción para disfrutar bailando sin ninguna prisa. La hipnótica “Rose”, con sus inusitadas palmas, y la rítmica “Finally”, con vocales houseras, parecen invitar a un fin de fiesta de aterrizaje suave. Tamara G. Cascales

Bocinas, rimas pegajosas en patois jamaicano y sintes dulces como un remolino de sirope de agave: BAMBII no necesita mucho más para revestir sus ritmos y celebrar sus orígenes caribeños en “INFINITY CLUB”. Del jungle imperioso y estratosférico de “One Touch” al dancehall bañado en aceite de coco de “Hooked” (con Aluna) o ese cruce entre grime y jersey club de “Body”, la productora, cantante y DJ de Toronto dice haber buscado en estos temas ese lugar al que vamos todos y todas cuando cerramos los ojos en medio del club. Juan Monge

Con su tercer EP en tres años, ni rastro de un trabajo más largo, Nia Archives se termina de fusionar con la escena de regresión al jungle, mayoritariamente femenina y británica. Sus breaks selváticos y sus melodías cristalinas también se entrelazan con el lo-fi jazz, la bossa nova (“That’s Tha Way Life Goes”) o el soul’n’bass (“No Need 2 Be Sorry, Call Me?” (con Maverick Sabre). El resultado bascula entre la hipertecnologización ravera y la ideología naturalista (“Baianá” es el himno hippie de la década por excelencia). Marta España

Cuando creíamos saber a qué exponernos con sus álbumes, llegó el año pasado “Ultra Truth” para dejar boquiabiertos a propios y extraños con una intensidad extra surgida de la influencia (más espiritual que estrictamente sónica) del furioso rock electrónico (y no) escuchado por Avery durante la adolescencia. Todas estas virtudes, la renovada furia, el espíritu comunitario, perviven en el explícitamente titulado “More Truth”, EP de acompañamiento con una nueva colaboración estelar, bonus tracks del citado álbum y caras B de sus singles. Juan Manuel Freire

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Los cuatro cortes parten de las mismas coordenadas estéticas y temáticas que “Medieval Femme” (2021): el vacío ante el amor no correspondido, expresado a partir de manierismos enraizados en la tradición islámica. Esta vez Fatima recurre a la voz de Gumar, un amigo formado en el mawwal, un canto tradicional árabe reservado al duelo y la lamentación. El EP se alarga tan solo hasta los once minutos, pero podrían ser once horas. Hay algo en el misterio y la inmensidad de esta música, en el calado de los lamentos de Gumar, que hace que el tiempo se deshaga como la sal en el agua. Juan Monge

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Apoyade en la producción por Luke Temple, se lanza a nuevas aventuras en alta fidelidad. “Something Wrong” no hace honor a su título, es una feliz exploración de instintos folk desde una óptica heterodoxa. Más curiosa resulta “The Gift Of The Human Curse”. Cuando ya estábamos metidos en la fiesta, llega para hundirnos (dulcemente) “Private Life”, balada de pianos delicados. El énfasis en el ritmo regresa con “The Bust Of Nefertiti”. La reflexión es bailable, sobre todo a partir del ecuador, cuando el tema encara una estupenda recta disco. Arthur Russell sonríe en algún lugar. Juan Manuel Freire

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Su nuevo EP ha producido una minisacudida entre aficionados y enterados: estas chicas destacan. Puede que haya algo aquí. Originarias de Nueva York, tienen ese componente de leyenda necesario para arrancar. “gothgirl1” es una pequeña odisea épica que recuerda a Elastica o The Long Blondes. En “picture party” se rodean de la drag Christenee para presentar la canción más extrema de la colección. El EP se cierra con “pritney llc”, tema de pop juguetón que descubre un lado encantador. Ahora mismo pueden hacer y conseguir cualquier cosa. Quizá mañana no. Pero qué más da. Esa es la magia. Nacho Ruiz

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¿Mathcore? ¿Glitch punk? ¿Chaotic hardcore? ¿Screamo? Ni importan ni encajan las definiciones porque, en su segundo EP, el ahora quinteto de Nashville Circuit Circuit hace saltar por los aires todos los cores con caos controlado –cabalgadas, parones, cambios–, un (pre)meditado nivel de agresión y esa irresistible carnalidad –ahora con bajista y batería– que faltaba en su debut. La inserción de ¿electrónica? proyecta hacia la excelencia el inexorable entramado de tres voces y dos guitarras que llega al paroxismo en los dos minutos y medio de “Blood in My Eye (Bloody Human)”. Un tiro. Luis Miguel Flores

¿Cómo pudo quedar “Swampy” fuera de “Stumpwork”? Es una perfecta muestra de la capacidad de Florence Shaw para convertir lo más prosaico en poético solo con su particular dicción. Según ha dicho el grupo, los dos inéditos aquí incluidos comparten “una atmósfera polvorienta, desolada y espaciosa”. Pero el instrumental “Sombre Two” suena menos a neo-wéstern que a neo-noir. La remezcla de “Hot Penny Day” es lo primero grabado por Charlotte Adigéry & Bolis Pupul tras un paréntesis de un año, pero la espera ha merecido la pena. Tampoco defrauda el acercamiento de Nourished By Time a “Gary Ashby”. Juan Manuel Freire

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El EP de la malayo-irlandesa desnuda la rave y desgrana sus capas, estableciendo así un minimalismo que es experimental por su textura y no por su forma: su trance robótico-espacial se percibe más utópico que fatalista. “BABYLON IX” bebe desde el techno más austero hasta el EDM y, por supuesto, de las emisoras retro-vapor-dreamwave de YouTube. Suena a la concepción que en el pasado se imaginaba del futuro, y en el presente brinda algo de ternura en la escena nocturna: música ambient para cluberos introvertidos, con el estímulo necesario para el déficit de atención generalizado. Marta España

No sorprende del todo saber que los cinco cortes integrantes de “Become” son descartes de “Once Twice Melody” (2022). La maestría de estos chicos a la hora de estirar sus propios clichés estéticos para crear canciones es más que patente. De acuerdo, faltan delicadezas tipo “Pink Funeral”, pero lo que solo parece ser un día más en la oficina para Beach House puede ser un sueño para el resto. Dicen que ya están en otra cosa, que “Become” es algo del pasado. Ya verán como no es así y estas cinco piezas resurgirán en una edición deluxe de “Once Twice Melody”. Tiempo al tiempo. José Manuel Caturla

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Si la valía de un músico se mide por su capacidad para tomar riesgos y seguir una ruta propia sin mirar de reojo a los lados, Blawan tiene que estar muy alto en nuestra lista. El inglés ignora cada vez más la pista, y cuanto más se aleja de ella más parece sentir el fuego de su amor por el hardcore y el metal. Así le salen discos como este, todo un desafío de techno sucio medio lento y con voces raras que apunta al pecho y a la mente sin andarse por las ramas (tracks de cuatro minutos máximo) ni apelar apenas a los pies. Carles Novellas

El EP debut de la rapera neoyorquina Ice Spice tiene la particularidad de reivindicar la monocromía como valor estético. A lo largo de dieciséis minutos, la cadencia de las barras se asemeja, los hi-hats proceden de manera iterativa y, en las primeras dos canciones (“In Ha Mood” y “Princess Diana”), la llegada del estribillo se ve signada por la pronunciación de la misma muletilla homónima. Pero la línea de producción de RiotUSA, marcada desde el drill del Bronx, jamás peca de exigua: entiende que la madera de estrella de Spice es suficiente para sostener la escucha. Bartolomé Armentano

No tiene los arreglos de “All Mirrors” (2019), pero tampoco la crudeza de canciones como “Chance (Forever Love)”. En su lugar, parece que recoja el hilo de su largo “Big Time” (2022) optando por emociones más contenidas, una producción mucho más sobria y canciones cantadas casi a media voz, en tempos a veces lentísimos, casi jazzísticos. Requiere un poco más de atención que otros trabajos de Olsen, y aunque es posible que no vaya a estar entre sus obras más populares, sí parece que esté abriendo definitivamente la puerta a esa etapa que se inició con “Big Time”. Carolina Velasco

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Entre las promesas de esa nueva generación de girl groups k-pop que incluye también a Le Sserafim o Ive, NewJeans debe ser la más fresca de todas. Fresca y cool, sin necesidad de pompa impostada y capaz de absorber influencias inesperadas con elegancia. En este EP insisten en su cara bailable mirando hacia el 2-step (“New Jeans”), el drum’n’bass mezclado con jersey club (“Super Shy”), el baltimore club (“ETA”) o el UK garage (“Cool With You”). Erika de Casier participa como compositora y se nota. Además, Smerz se suman para “ASAP”. Pequeño hito sin fronteras del pop moderno. Juan Manuel Freire

Una celebración más para la serie fabric. La aportación de Kode9, a través de unos sintetizadores fundidos que van llegando en oleadas para interrumpir el frenetismo footwork, a veces hasta el punto de parecer romper en jungle sin terminar de hacerlo nunca. El track de Burial parece servirse de cualquier aproximación “ligera” que el británico haya producido recientemente para subvertirla en forma de silencio, encontrando a su ritmo el equilibrio entre el pulso bailable y la melancolía ambiental. Diego Rubio

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Su personal reinvención del UK bass, en la que se cruzan sintes coloridos, percusiones nada comunes o cortantes y samples vocales perfectos, es una de las mejores cosas que ha pasado al (hyper)pop y la música de baile en tiempos recientes. Y el dúo no da señales de cansancio en “lil spirits”, más bien al contrario: estos nuevos temas convierten el techno en tecnicolor de “Icons” (2022) –mejor EP del año según Rockdelux– en monocromático slowcore. El (no anunciado) álbum empieza a tardar. Juan Manuel Freire

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“Blackbox Life Recorder 21f” abre el EP con una caja de ritmos que nos recuerda la electrónica de los ochenta, beat tras beat en sincronía con el sintetizador hasta sincoparse, provocando solos rítmicos sobre los que se alternan sutiles texturas en el fondo. El breakbeat que predomina junto a las melodías vocales nos remite a “Selected Ambient Works Volume II” (1994), aunque con elementos actuales que lo conectan con lo más bailable de “Syro”. Esto se hace patente en “zin2 test5”, que es IDM claramente pensada para la pista de baile, característica que se intensifica aún más en “in a room7 F760”. Aquí Aphex Twin no solo despliega su destreza en la programación de ritmos y percusiones, sino que los temas ascienden en un crescendo atmosférico que deriva en un techno con tintes drill’n’bass. Los cuatro tracks utilizan buena parte de los recursos aprendidos en los treinta y tres años de carrera del artista, más algunas estructuras contemporáneas que mantienen la frescura de sus composiciones. Con todo, y como suele ser norma, el disco no es complaciente ni sencillo de escuchar. Quizá por eso en Aphex Twin suele primar el componente inteligente sobre el bailable. Daniel P. García

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