
Como si fuera un pequeño homenaje a “Autosuficiencia” de Parálisis Permanente pero pasado por el tamiz electropunk de Le Tigre. El proyecto del salmantino Iván Andrés, engendrado tras una etapa de escucha en bucle a The Stooges, es una de las mejores sorpresas del año. “Enfermo de mí” está enmarcado en “Dictatoriales aficiones”, su primer EP: un artefacto de turbio garage punk aderezado con bases electrónicas, con reminiscencias de Suicide o The Cramps engarzadas en tecno primigenio. No es que invente nada, pero a la vez tiene una frescura que es justo lo que pedían nuestros oídos para oxigenarse. Laura Pardo

Al menos en el caso de Baiuca, lo local se ha tornado finalmente global. Su propuesta de raíz tradicional, estrechamente ligada a la resignificación de los códigos culturales del folclore gallego, ha terminado por comprenderse en todo el mundo. El nuevo single del productor pontevedrés (siglas de “por amar e querer ben”) samplea unas coplas del extinto grupo tradicional Pandeiromus, aunque no cuesta demasiado imaginarlo colándose en alguna sesión de algún festival británico de la próxima temporada mientras un montón de personas entre el público corren a desenfundar su Shazam. House de kilómetro cero pero con ambición universal para abrir una nueva etapa. Víctor Trapero
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Con Carlos Hernández y Sergio Pérez en el pilotaje técnico, el grupo afincado en Madrid afina su metralleta de pop punkoide en un “No te has enterado” que fluye veloz con su pócima de contundencia rítmica y melodía de pegada inmediata. Un nuevo caramelo (envenenado) de los firmantes del vivificante “Me están apuntando con un arma” (2023) con estrofas inspiradas en el cuelgue amoroso y en sus dañinos efectos colaterales: “Hay un camino precioso entre tu casa y la mía / Me lo andaría con gusto todos los días (...) Ya en el bus a mi casa / Todo lo malo se me pasa / Veo que estás muy liado / Te dejo con el doctorado / Qué pesado con el doctorado”. Juan Cervera
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La canción de una película lo cambia todo. Hace o deshace una historia. Combinar la música íntima de Adiós Amores con el cine nostálgico de Jonás Trueba era una elección destinada al éxito. Así, “Volveréis”, con su esencia de ranchera, se ha convertido en un vínculo inolvidable para la cinta ganadora del premio Europa Cinemas en la Quincena de los Cineastas de Canners: “Volveréis” (2024). Fue ideal para despedir el verano con melancolía, acompañando a Ale y Alex, Itsaso Arana y Vito Sanz, quienes, tras 15 años, deciden separarse. Hay mucha morriña en esta pista, con referentes indiscutibles como Francis Lai, Vainica Doble y Los Ángeles Azules. Ana Dara Peña Giraldo

Impresiona el prolijo despliegue de recursos en esta pieza superpop de tan solo dos minutos y medio. Riffs y cadencias de sinte con eco baleárico, pistas de voz hábilmente dobladas para enriquecer el desarrollo de las estrofas o tratadas con efectos que añaden significado al texto, arreglos de percusión electrónica en su punto justo y un inteligente uso de lo onomatopéyico que se transforma en eufórico remate melódico en el tramo final. La letra, sin embargo, habla de cierta irresolución sentimental y de no terminar de encontrar el sitio que nos gustaría ocupar en según qué contextos. Nada que ver con la potente interpretación de Marta Movidas, un fraseo seguro y matizado que establece firme conexión con quien escucha de forma inmediata. César Luquero
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En un período en el que la cacofonía y los excesos dominan la producción musical, la catalana Maria Coma va en dirección contraria. En este sencillo, expone la fuerza de los experimentos al proponer un viaje en el que el protagonismo está en los sentidos. Sin duda performática, mientras avanza, parece iluminar la fusión entre la voz y lo electrónico. Acompañada de un coro, demuestra su capacidad para jugar con los sonidos, expandiéndose y reduciéndose cuando y como quiere. Casi mística, su ejercicio abre un diálogo con la ancestralidad y, ¿por qué no?, con el trabajo de veteranas como Björk. Guilherme Araujo

La voz de Teresa Gutiérrez, Ganges, suena clara y preciosa en este seguro hit bailable donde le canta a la tristeza de algunos recuerdos. A su más bien delicado pop electrónico le ha sumado, en este single pero también en todo “SORA”, su nuevo disco, una base rítmica que le insufla vitalidad. “Un llavero” va sumando capas de manera sutil mientras la protagonista se duele de nostalgia. También se permite por un rato ese curativo flagelo (“dame eso que me hunda”) tan recurrente, hasta un colofón electrónico que sube la intensidad, porque algunas historias hay que rematarlas por todo lo alto. Tamara G. Cascales

Es una ficción el tiempo. Así empieza “La materia”, el tema que da título al último álbum de Alondra Bentley, primero que interpreta en español, quizá el más personal, el que más acerca a la cantante de Lancaster al modelo de su admirada Kate Bush, ese realismo mágico que también le sirve para titular otra de las grandes canciones del álbum. Referencias aquí a Vainica Doble, a Jaume Sisa y al Brian Eno de “Another Green World” (1975), pasmoso mundo flotante, músicas dibujadas en tonos pastel, postales de un hermoso y raro magnetismo, como la iconografía con que ilustra su canción y su disco la propia Alondra. Luis Lapuente

En “MAMA, TENÍAS RAZÓN” cambian las tornas festeras de su anterior sencillo, por mucho que el cante escogido por la artista jienense –jaleos extremeños– entronque con lo celebratorio. Toledano no necesita extenderse en demasiadas estrofas para conjugar con vehemencia y profundidad lo combativo y lo estrictamente lírico. Las hermanas permanecen unidas tanto en la celebración como en la lucha frente a los yugos del sistema, continuando así un aprendizaje intergeneracional adquirido gracias a las vidas ejemplares de sus antecesoras. Junto a Toledano, compartiendo crédito compositivo y haciéndose cargo de teclados, guitarras y programaciones, está Harto Rodríguez, miembro de ANTIFAN ya acostumbrado a trabajar con material de extracción sureña. César Luquero
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Qué de contradicciones en el arco de una relación amorosa. El encantamiento y el hastío, la ilusión y el desgaste, el destello en los ojos y las cervezas a solas. En uno de los singles destacados de su álbum “Penas de amor” (2024), la madrileña Andrea Buenavista resiste presentar todo aquel claroscuro bajo un manto lastimero. Por el contrario, esta balada con cadencia de vals y generoso apoyo en cuerdas se plantea más bien como una despedida a lo que fue y no se añora. “Me llamabas a todas horas / no me dejabas estar sola / Pero, sin embargo, / tampoco querías que yo te pidiera lo mismo a ti”. En este caso, mejor el recuerdo que el desafío. Marisol García

Un arrebato de griterío y pasajes electro-cacofónicos dan confuso inicio a este trallazo transgénero del cuarteto madrileño. La irrupción de unos duros beats transforma la pieza en una breve sesión de hip hop industrial antes de volver a degenerar en algo vacilante y, finalmente, recuperar el ritmo, esta vez apuntalado por un motivo guitarrero angular que aporta un eufórico ambiente de post-punk oscuro. Una canción que condensa bien la rabiosa filosofía aventurera del grupo: momentos de experimentación abstrusa rematados con satisfactorias tundas de ruidosa adrenalina. Xavier Gaillard

Como “un canto a la vida, a la esperanza y, por supuesto, al amor” presentan Parade y Nacho Casado “Nueva York, Tokio y Brasil”, una de las piezas mayores –sección Casado– que anclan ese tour de force a la búsqueda de la composición absoluta que supone su disco conjunto. Construida sobre la calidez de un optimismo manchado con sus gotitas de melancolía, unas cuerdas y un piano exquisitos amplifican la carga de saudade de una canción con la que sus autores se lanzan a la piscina de la bossa nova desde el trampolín de Bacharach y Mancini para crear una personalísima pieza de orfebrería chamber pop. Felipe Cabrerizo

Anni B Sweet tocando en acústico frente una hilera de yates de lujo es una de las imágenes que habita en “El muelle 1”, joya incontestable del disco más croonerista y soulero de Antonio Luque, “Cal viva”. Él mismo también tocó una vez en ese lugar tan lleno de contrastes que hay en el puerto de Málaga, y que lo inspiró para componer una letanía cargadísima de ironía sobre la batalla perdida contra el turismo salvaje y los modelos de ocio, en la que se desliza una victoria de la resignación: uno puede imaginarlo allí sentado tomándose una cerveza, musitando maldiciones sobre todos los que lo rodean. Nacho Serrano

Viene con la colaboración de Beck, con quien coincidieron por casualidad hace unos meses en un pase de cine en Los Ángeles. Precisamente en sus calles han decidido grabar el videoclip de acompañamiento, dirigido otra vez por ellas mismas (empiezan a cogerle el gusto a eso de ponerse delante y detrás de las cámaras) y que las ve hacer el ganso bajo el cartel de Hollywood. Todo casa con la recuperación de ese espíritu jovial, veraniego y despreocupado que nos hizo enamorar de ellas en un primer momento. Esto es garage de envoltura pop con una letra pícara que invita a enamorarse en un bar de noche y pasarlo bien para combatir la soledad y la depresión. Mejor cómplice para la aventura que Beck no lo hay, desde luego. Álvaro García Montoliu
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En ella se advierte que la versatilidad y la guasa no decaen en su discurso. “Eliges progreso, eliges una supuesta vida mejor y se oyen las risas, y tú tragas y tragas… es control, no es protección”, dicen al principio de estos dinámicos (casi) cinco minutos, marcados por un ritmo sincopado, sintetizadores hipnóticos, guitarras eléctricas que demarran cual descontrolada turbina y una trompeta, la de Pablo Volt, que supone la guinda que le faltaba a esta pieza de sinuoso rock psicodélico, sometida a algunos de esos cambios de ritmo que ya son marca de la casa: atentos al acelerón que se produce a los dos minutos y medio. El llamado capitalismo de vigilancia, ante el que todos doblamos la cerviz bien a gusto, regurgitado entre vaharadas lisérgicas que incluso invitan al baile. Cómo debe sonar esto en directo. Carlos Pérez de Ziriza
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Empiezas a escuchar –la primera frase es “Aquí va una píldora difícil de tragar”– y piensas que te van a llevar por el terreno del hip hop más cañero, pero enseguida entra en acción un saxo desquiciado y descubres que, en realidad, lo que se te viene encima es una salvajada no wave que te coge de la pechera y te sacude como si Ilia Topuria fuera músico y no campeón del mundo de artes marciales mixtas. Funk guarro, free ruido, electrónica de baile, hip hop de espíritu punk a lo Sleaford Mods y mucho grime actual… Todo junto y bien agitado para que no sepas por dónde te vienen los golpes sonoros y, sobre todo, para que percibas el conjunto como lo que es: algo rabiosa y completamente nuevo. Jesús Rodríguez Lenin
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¿Puede algo ser bonito y violento a la vez? Las máscaras bajo las que los tres miembros de Merina Gris esconden su rostro lo son. Brillantes a la par que intimidatorias. ¿Puede el pop ser agresivo? A tenor de esta espléndida canción de fuego y hielo, de amor y desamor, no solo puede serlo, sino que en muchos casos se nutre de esa tensión. El trío donostiarra fuerza aquí su pop electrónico, entre lo melódico y lo crudo, lo raja cambiando el tempo, para irse a clubes incluso más al norte y perderse (o encontrarse) en el digicore. “Y me quieres, pero no me quieres”, canta en euskera Sara. La contradicción hecha susurro y desgarro. Todo a la vez. Anton Casas

En algún momento se aseguró de manera tajante que la guitarra eléctrica había muerto. Desde luego, no fue en España en 2024. En un contexto así, con decenas de grupos tratando de demarrar del pelotón de bandas afines, afianzar personalidad propia y crecer musicalmente no es nada fácil. Menta lo consiguen gracias a la voz siempre carismática y personal de Meji, al arsenal de guitarras crujientes y abrasivas –un puntito más que la media– y a la capacidad para facturar estribillos memorables que posee el combo radicado en Madrid. “Era verano” es una perfecta encapsulación de todo ello. Un paso adelante sonoro y personal. Nacho Ruiz

Lo nuevo de los logroñeses Espanto perpetúa su cruzada contra la vulgaridad y el aburrimiento. De entre todas sus pistas brilla con fulgor propio, cual paragolpes cromado, “Estilo”. Con su soniquete de videojuego y su ritmo de rockabilly raro a lomos de la dicción pluscuamperfecta de Teresa Jimeno, acierta al no elegir entre Parade y The Cramps. Entre la complicidad y cercanía con Chico y Chica y el ascendente de Vainica Doble, Espanto sigue haciendo de la excepcionalidad una virtud. “Este es mi estilo y no es definitivo, puede que cambie, pero es el mío”, dicen. Alex Serrano

El afán emprendedor de Maria Rodés y la obsesión por modular talentos de Bronquio dan forma a una nueva bachata contemporánea, que sigue la estela de “La fama” de Rosalía, y que aborda una temática clásica. La compositora ya había coqueteado con géneros como la copla en su tercer disco o el imaginario latinoamericano en “Lilith” (2020), mientras que el productor ha logrado excelentes réditos abrazando a Rocío Márquez o Verde Prato. “Chico bueno” es la historia de un amor no satisfecho, ornamentada con vocoder y cajas de ritmos, que se sitúa en la convergencia de dos universos y abre nuevas vías de exploración para sus autores. Carlos Marlasca

Gran parte del encanto infinito de Bad Gyal está en la franqueza y la frontalidad con las que afronta fraseados empapados de fluidos corporales y drogas sin que se le mueva ni un pestañón. En “Mi Lova”, se busca el partner in crime ideal para un reguetón lentito (pero no lento del todo) en el que Myke Towers deja caer perlas nivel “quiere squirtear, pero conmigo es que lo logra” o “esa pussy huele a Chanel y sabe a coco”. Pero ni con esas le roba el trueno a una Bad Gyal que se impone durante tres minutos y medio que se coronan con la única aseveración posible por parte de la diva: “Qué cachonda que me tiene”. Raül de Tena

La reinterpretación, la recreación, la actualización, la relectura o simplemente la traición a una norma en busca de algún descubrimiento han sido constantes en toda la trayectoria de Niño de Elche. Con la heterodoxia y la prueba/error como mecanismos fundamentales, el ilicitano sigue ofreciendo realidad tras realidad cuántica sobre una tradición que se olvida a sí misma, que se revisa, que se oculta y se descubre, en “Guajirillas”. Una sutileza de silbidos casi ahogada en eco que se sustenta solo en una guitarra con sorprendente groove dominada por la mano de Yerai Cortés (un guitarrista que viene del futuro para tocar como en el pasado) y un pequeño, casi invisible, ritmo de caja. Diego Rubio
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El neo post-punk español parece ser un buen refugio para existencialistas zoomers como Depresión Sonora, alias del madrileño Marcos Crespo. La canción, coproducida junto al urbano Javier “Harto” Rodríguez y Diego Escriche –de La Plata–, terminó abriendo el EP “MAKINAVAJA”. Tras dedicar los primeros segundos al sonido que produce el ritual “poner una casete en el reproductor”, la aparente ingenuidad de una letra confesional y redentora contrasta con cierta actitud esperable por parte de su protagonista y la guitarra dark crea un ambiente necesario bajo la urgencia que imprime el drum’n’bass. Miguel Tébar A.

El pop como elaborada construcción con sus caminos melódicos cruzados, sus puentes y retornos, su crecimiento superpuesto hasta lograr la perfecta armonía (marca The Beatles o Brian Wilson), tiene un magistral reflejo en esta pequeña sinfonía delicada e íntima, ambiciosa y grandiosa. Desde el arrebatador punteo, la melancolía y el entusiasmo se dan la mano. Unidos grupo y colaboradores obran el milagro: el dúo de Mikel Aguirre e Isa de Triángulo de Amor Bizarro, los teclados de José Luis Lanzagorta y Joserra Senperena, la letra audaz de Havoc. Te deja con la boca abierta y el corazón henchido. Ricardo Aldarondo

Sin subterfugios ni circunloquios, Navarro y Márquez presentan una de las mejores canciones del año del panorama nacional. Dos voces que se buscan y se encuentran caminando a ciegas por un sendero que los conduce a la esperanza. Eso hacen los músicos que se sienten valientes y sustantivos. Un híbrido de músicas de raíz. Márquez pone el swing, sí, su voz se columpia en el sabor a tierra de las palabras de Navarro, cuyo subtexto es la necesidad de abrazar al otro. Las palmas son el faro de la pieza que se arropa con bases electrónicas. La sobriedad marca el tempo nutriéndose de tangos y rumba. Miquel Queralt

De esperanzas reducidas a un tragaluz para ahogar la pena, pocas veces un sentimiento tan universal ha sido volcado de forma tan estremecedora como en esta plegaria entre la espera al final de la lluvia y el deseo por otear el sol en el horizonte. Poesía de manual que los cordobeses rubrican sin medias tintas en un tour de force entregado como si Lisabö vampirizaran el modus operandi de Sunny Day Real Estate. Así de intensa es la apuesta por enaltecer la crepitación emo de Viva Belgrado en perfectas tonadas pop, como tan modélico es este cierre a su glorioso e incendiario cuarto LP. Marcos Gendre

Lo que ya adelantaban canciones de “Hardcore From The Heart” (2021), mucho más pronunciado. La carta de presentación de una nueva Joana Serrat que abre etapa vital y creativa con una agresividad desconocida hasta el momento y definitoria del primer tramo de “BIG WAVE” (2024). La rabia del amor que se ha desvanecido (“has borrado mi mundo / pieza a pieza / has borrado mi alma”) alimenta una canción visceral, intensa, espesa pero a la vez luminosa. La siempre tan marcada influencia americana en la catalana sigue ahí, pero “The Cord” viene cargada con el peso de los elementos atmosféricos; reverb, distorsión y toques de dream pop. Cesc Guimerà

En “Jolifanto” (2024), los insumisos espíritus artísticos de los tres músicos se confabulan para conseguir una expresión genuina y libre de cualquier prejuicio, procesando flamenco entre lo analógico y lo digital, haciendo guiños al fotógrafo Steve Khan, apostando por aventuradas destilaciones del fonema y el melisma o, como es el caso de la canción que nos ocupa, llevando la expresión callejera de los pregones al huerto de la música jamaicana entre líneas de bajo XXL y tapices de trompetas cósmicas en cadencia cool. Cuando la mercancía está a la vista de todos –ya se ha encargado Perrate, con esa voz indescriptible no apta para todas las orejas, de que nos fijemos en lo que trae–, la dupla formada por Edi Pou y Pau Rodríguez dispara su napalm free: teclados de tono vintage en la zona roja y una turba de baterías. Tras la inclemente y agradecida descarga, seguimos escuchando al pregonero, que ya se aleja entre merecidos jaleos. Está mu güeno esto, sí. César Luquero
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“Diamante” es, tras “Quise ser”, el segundo adelanto del disco. Y, por lo escuchado hasta el momento, hay que prestarle mucha atención: verdaderos caramelos pop con el krautrock más melódico en el punto de mira y los inolvidables Broadcast en lo más alto de su altar personal. Avanza con un pegajoso ritmo motorik y relámpagos de teclados líquidos, además de un componente lírico con frases para el recuerdo como la inicial (“Dicen que eres un diamante / que se resiste a brillar / los ángeles sueñan contigo / no se quieren despertar”) y la final (“Una escopeta que no dispara / un látigo de terciopelo”), entonadas con la voz, entre la calidez y la indiferencia, de la madrileña. Juan Cervera
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La voz tan bonita de Amaia se desliza por la melodía caprichosa de “Nanai”, una samba de estructura circular, pero nada obvia, que la reúne con Manu Sánchez (Los Punsetes, Antonna), AMORE e Irenegarry en la composición y recurre a la inventiva de Ralphie Choo en la producción para hundirse en el terreno de los sueños: ese lugar tras los párpados donde es imposible esquivar nuestros deseos y miedos más profundos. Es un derroche de pop elegante y frondoso, descaradamente original, que ella interpreta haciendo equilibrios entre una emoción sincera y cierto deje teatral, regalando una canción tan perfecta como ya lo fueron “Nuevo verano” o “Yamaguchi”. Juan Monge

Perpetúa el idilio de este trío con las canciones de proximidad emocional altamente efectiva que han ido cimentando con “Si quieres” o “Te brillan”. Contiene todas las señas de identidad de las madrileñas: el uso inspirado de rimas que nunca son ripios, la exaltación de lo relatable a través de lo altamente tarareable, la melodía al servicio de las alegrías y sinsabores de lo cotidiano generacional, abordar las relaciones sentimentales en primera persona y sin adornos. Con siete años de meteórica carrera a sus espaldas, durante los cuales las Cariño han vivido varias vidas, afrontan su disco de madurez de la mejor manera posible: haciendo las cosas como quieren. Alex Serrano
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Hedonismo guasón, tan del gusto de los sevillanos, que vuelven por sus fueros con un álbum, “Trópico”, donde es posible beberse lingotazos disco funk como este “Jazmín de Megatron” y pegarse unos buenos bailes a lo Battiato merced a una línea rítmica embaucadora, declamaciones, frases típicas on stage (“súbeme el monitor”) o lemas ochenteros (“dar fiesta, pulir fiesta”) como los destellos de arreglos, que sientan tan bien. Más allá de su ironía y la querencia por el deje coplero, cuando transitan por este negociado, dan en la diana. El bucle infinito de la rave divina vive, la lucha sigue. Isabel Guerrero

Las colaboraciones que Soleá Morente y Guillermo Vilella Falgueras alias Guille Milkyway aka La Casa Azul han venido desgranando en los últimos años –“No pensar en ti” (2022), un tema que Carlos Berlanga y Nacho Canut le escribieron a Raffaella Carrà en 1988; “Vamos a olvidar” (2022), en plan Pimpinela rumberos, y “Gitana María” (2023)– culmina por ahora con la tórrida –“subyugados al imperio del placer”– y mejor canción de todas: “Ahora o nunca”. Una brillante melodía de eurodisco ensoñador incluida en los últimos sencillos de ambos artistas y que remite a los grandes dúos setenteros. José Manuel Caturla

Es una de las subyugantes melodías repetitivas que se esconden en “Figura” (2024), segundo álbum en solitario de CLARAGUILAR, quien formó parte durante siete años del grupo de post-rock instrumental Böira. Su capacidad para crear títulos que consiguen despertar la imaginación y animan al oyente a escucharlo es indudable, y lo que te encuentras es una pieza ambient, con bases de techno melódico y electrónica paisajística que, sin llegar al drum’n’bass, nos sumerge en un mundo rítmico onírico y elegante, como si fuera música para dejarse llevar con los ojos cerrados y el baile se filmara a cámara lenta. Jesús Rodríguez Lenin

“1, 2, 3 i ...” entra una secuencia bombo-caja de métrica hip hop que delata la presencia en la producción de un maestro del género, el Sr. Chen, sumándose al equipo habitual Jordi Matas y Joan Pons in da house para dar un matiz diferente a la precisión del pop atmosférico y delicado que borda Palau. En este caso, en la más directa del exquisito “Plora aquí” (2024). La dificultad de sintonizar el estado de ánimo con la persona amada puede ensombrecer un buen día, pero la brizna de sol y el arco iris que entran con la melodía del estribillo, sumado al contagioso tempo, iluminan el nuestro. Pepe Nave

Un tema donde las letras entran y salen con golpes rítmicos, en un enfoque muy moderno y urbano, sin que tengas tiempo de cansarte del bombardeo sónico que emula compases de reguetón. La melodía explora la liberación de una relación tóxica y destaca la importancia del amor propio. Es un himno de rebeldía y autonomía, que rechaza la necesidad de ser “rescatada” o depender de otros. También es una declaración de desengaño y superación, donde se toma la firme decisión de no retroceder ni aceptar disculpas vacías, como queda reflejado en los versos. Y, por supuesto, es una exaltación del empoderamiento femenino al compararse con Diana, la diosa romana de la caza, quien se presenta fuerte y con control. Ana Dara Peña Giraldo
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“Joderse la vida es lo más divertido”. He aquí el secreto que tus padres rezan para que jamás desveles. Ellos saben que machacarse el body y dejarse la gelatina neuronal agujereada suena euforizante. Pero siempre acarrea una macedonia de porculizaciones. Y te pispas demasiado tarde. Cuando el vacío sobre el que levitabas te absorbe. Como un kraken al que has estado acariciando, rumiando el típico “yo controlo”. Carolina Durante tiene fichada esta satisfacción autodestructiva. Lo demuestran con este tema. Un ejemplo de vampírico nihilismo de la decadencia, con el que confirman llevar la corona de espinas del indie rock patrio. Galo Abrain

Como si el mejor pop se forjara sin estridencias, las canciones del estreno en solitario de Guillem Gisbert (Manel), “Balla la masurca!”, no buscan aparentemente convertirse en hits, pero estas acaban cuajando como tales más de una vez. Y el caso más evidente es “Cantiga de Montse”, una críptica evocación del amor de juventud que parte de una repetición del recuerdo bajo los sintetizadores de El Extintor (David Soler y Marcel Bagès) y, en medio de referencias bíblicas, desembarca en una exaltación de un relato que no cambió el mundo pero lo viste de cantautor generacional en un catalán parabólico. Vicenç Batalla

¿Nostalgia de tiempos pasados que fueron mejores? En realidad, no. Esta canción es una celebración de la juventud, así en abstracto. La juventud como concepto, como un ideal intemporal o, incluso diría, un estado mental. Musicalmente lo plasman en tres minutos y 19 segundos de indie pop con ritmo motorik. Una canción sencilla que te engancha irremediablemente de principio a fin: comienzo instrumental hipnótico para meterte en vereda, voces haciendo un rítmico “ni ni ni” y, a continuación, Amaia e Iñaki empastándose al unísono para comunicar sus ideas con dicción macarra. Tiran de fórmula, sí, pero es la misma vibra infalible con que Kokoshca construyeron hitos previos como “La fuerza” o “No volveré”. “La juventud” aspira a ocupar ese mismo lugar, o incluso uno más notorio, entre los fans de la banda. David Saavedra
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Allá por febrero, cuando se fue dando a conocer el primer álbum de Anari en más de siete años, una canción llamó la atención sobremanera. Esta. Un nuevo territorio para la cantautora euskaldun, donde su creciente intensidad, marca de la casa, se veía enriquecida por una mayor intervención de teclados, también como simulación de cuerdas, a cargo de Joaquín Pascual, y por un ritmo tendente a la marcialidad (¿en sintonía con la PJ Harvey de “The Hope Six Demolition Project”?). El título referenciaba alegóricamente a la heroína serbia y su supervivencia en un accidente aéreo de 1972. Javier Corral “Jerry”

Si Bala quiere expresar su derecho a vivir incluso equivocándose, “déjame caerme y levantarme”, lo hará desde la contundencia o no lo hará. En “Equivocarme”, la abrasiva apertura de “Besta”, gozan de la colaboración de Dani Miller (Surfbort), de Lauris Punkis (GRIMA) y de una histórica de nuestro punk nacional como es Ana Curra. El resultado son tres minutos que lo arrasan todo, como es habitual en ellas: con fuerza tectónica en un caldo hirviente de hardcore, metal y resiliencia riot grrrl. Con mucho de post: ritmos mutantes, gritos y susurros, cabalgadas abruptas, melodías pegadizas y alaridos ante el acantilado. Octavio Beares

Llamémoslo neo-folk, neo-trad, nueva canción española o raíces y cables. Da igual. Es un caudal imparable. Y los hermanos Víctor y Alejandro Hernández, con una guitarra y una castañeta, y con la inestimable ayuda de Raül Refree, han sublimado el concepto y han convertido una parranda –variante de la seguidilla de la huerta murciana– en una sutilísima gema sonora, representativa de la hibridación musical de pasado, presente y futuro. Una conmovedora canción de amor y muerte que seduce y estremece al mismo tiempo. Que el nombre del dúo sea el de la calle de sus abuelos lo dice absolutamente todo. Luis Lles

Vuelve a trabajar con los productores Tuiste y Mayo, con quienes ya ha formado equipo habitualmente a lo largo de su carrera, pero también con Browni y el productor ejecutivo Rob Bisel (SZA, Don Toliver) para confirmar su perfil internacional. Y vuelve a mirar hacia dentro en “INRI”. Aunque rítmicamente parece acercarse a influencias afrobeats, está sin duda atravesado por el folclore andaluz, a la manera de un Dellafuente con el que de hecho también acaba de colaborar. ¿Pop mozárabe? Algo así. Especialmente si uno acompaña la escucha con su correspondiente videoclip oficial, dirigido por Nono + Rodrigo. Víctor Trapero
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El enigmático Nusar3000 ha poblado de proverbiales desvíos sonoros el sendero musical español de 2024. Uno de los derrapes más sonantes fue “NASKAR”, un proyectil de club febril coproducido junto a Roy Borland. La primera señal de aviso de su debut llegó con torbellino en el que convergen el funk carioca, las sonoridades caribeñas y arábigas, flautas raqqa, especies mediterráneas y hasta chiptune. Voces pitcheadas violentadas por artillería sonora –metralla de videojuegos y coches de carrera– que impulsaban este bólido de rebufo inalcanzable. Por si fuera poco, lo sustentó con un videoclip también de vértigo. Marc Muñoz

¿Qué mejor que una diatriba/oda a la odiada/amada ciudad que te vio nacer para celebrar 20 años de vitriolo? En tres minutos sin respiro, a piñón fijo, Los Punsetes se confiesan arrasados (“Madrid me insulta / Madrid me ataca / Madrid me tira al suelo / y luego me remata”) por una ciudad que, en esos 20 años que llevan escupiendo (sus) verdades sin despeinarse (que se lo digan a la estática y estética Ariadna), ha mutado en enigma irrespirable: “Ya no comprendo / qué es lo que pasa / en esta absurda ciudad maldita”. Por suerte para nosotros, a Los Punsetes se les sigue entendiendo: alto y claro. Luis Miguel Flores

Una rumba reguetonizada, o un reguetón rumbero. Una colaboración con Judeline, por lo que uno de los puntos clave de la composición es el amor hacia su tierra. En una de las muchas alegorías religiosas del disco, Pablo y Lara purifican la industria, o la parte que a ellos les atañe, a través del romero, esa planta que actúa como limpiadora espiritual en la cultura sureña. Así, el padre de la fusión suburbana-andalusí se disfraza de sacerdote animista para ceder el relevo. Enoc es el chamán que permite entrar a los nuevos candidatos a esa colina ascendente que es el éxito: en el álbum también colaboran AMORE y Lia Kali. Y Dellafuente, en “Romero santo”, parece entregarle las llaves de la ciudad a su discípula. Marta España
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“El entusiasmo” habla de plantar cara al desaliento, de responder con amor a las embestidas de la vida, de no conformarse con lo que hay. De tener fortaleza y compromiso. La canción arranca con un bajo en primer plano que cuando se combina con un colchón de sintetizador lleva a pensar en The Cure. Tan pronto como las guitarras ganan protagonismo e irrumpe la voz de Álvaro García, la canción se impregna de la poderosa energía electrizante que caracteriza al grupo madrileño. El clímax llega con unos versos finales tan lorquianos como “el entusiasmo nos atraviesa con su cuchillo de primavera” que, en medio de un latigazo final de intensidad y furia, terminan de aunar filosofía, poesía y punk. JuanP Holguera
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“Despertar” ejemplifica algo que pone en valor la carrera de Alizzz: después de liderar el giro urbano con su trabajo en la producción, ahora es capaz de abanderar también otro movimiento sísmico en el pop hecho aquí desde otra posición. La canción, además, supone una evolución lógica para él respecto a “Tiene que haber algo más” (con la puntualización, quizá, de que las guitarras ocupan un primerísimo primer plano), pero es una novedad para Maria Arnal, a la que pocas veces hemos escuchado en un registro tan mundano. En sintonía con un estribillo sacado de un mal sueño (“he vuelto a despertar en mitad de la noche”), el videoclip, dirigido por Félix Bollaín, sitúa a Alizzz y Maria Arnal en mitad de la noche. Víctor Trapero
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“Me he puesto sentimental / antes de hacerte acabar”, canta Rosalía en el estribillo de su primera colaboración con Ralphie Choo. Pocas palabras que resumen el espíritu de un tema que casa baladismo y sexo con una naturalidad poco habitual en el pop cantado en español. Lo bonito no tiene por qué quitar lo explícito. “Puedo ser Céline Dion y un tíguere”, canta Choo, como subrayando esa confluencia de elementos. Rosalía y Choo proponen más ensueño acústico que bramido eléctrico o tensión, sin que eso signifique falta de experimentación; las guitarras dominantes son cristalinas pero menos, y las voces no se usan solo para elevar la melodía principal, sino que también sirven como textura. Juan Manuel Freire
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Guitarras de aroma ochentero y melodía ultrapegadiza introducen frases atropelladas, con una forma de cantar poco educada, rollo la-amas-o-la-odias. “Peineta pa mi chica y un mantón / Butaca en teatro, la vida cañón”. Música pop siniestroide para lanzar reflexiones carpetovetónicas sobre la aspiración social, los sueños de la clase trabajadora. Podrían ser los primeros Gabinete Caligari hasta que, en el segundo verso, Álvaro Rivas canta: “Jóvenes pobres, tardes de rico / Hace tiempo que no pienso en el horror / Seis horas seguidas metido en un cuarto / Escuchando mi nueva canción / Soñando vivir la vida cañón”. Y ahí ya conectan con su generación, la de Carolina Durante.
El gran hit de “Alcalá Norte”, debut de la banda madrileña, surgió de una idea del batería Jaime Barbosa al ver un ejemplar de la revista ‘Mundo Gráfico’ de 1935 en el que entrevistaban a un señor de Lavapiés preguntándole qué haría si le tocara el gordo, y él respondía lo de pegarse la vida cañón, lo de los toros, el mantón y el teatro. Ese personaje, mezclado con Antonio Alcántara de la serie “Cuéntame” (de la que son exaltados fans) y los mismos componentes del grupo se combinan para crear un himno callejero tan fresco como sorprendente. De Madrid al cielo. David Saavedra
1986 Mecano Cruz de navajas / 1987 Loquillo y Los Trogloditas La mataré / 1988 Los Ronaldos Adiós papá / 1989 Alaska & Dinarama Mi novio es un zombi / 1990 Radio Futura Veneno en la piel / 1991 Fangoria En mi prisión / 1992 Los Sencillos Bonito es / 1993 Los Planetas Mi hermana pequeña / 1994 Surfin’ Bichos El final de una quimera / 1995 Albert Pla El lado más bestia de la vida / 1996 Nosoträsh Voy a aterrizar / 1997 Carlos Berlanga 120 años sin ti / 1998 Los Planetas La playa / 1999 Fangoria Electricistas / 2000 Los Planetas Un buen día / 2001 La Buena Vida Qué nos va a pasar / 2002 Nacho Vegas En La Sed Mortal / 2003 Mala Rodríguez La niña / 2004 Astrud Hay un hombre en España / 2005 Nacho Vegas El hombre que casi conoció a Michi Panero / 2006 Single Pío Pío / 2007 Mala Rodríguez Nanai / 2008 Christina Rosenvinge Eclipse / 2009 Single Mr. Shoji / 2010 El Guincho Bombay / 2011 Nacho Vegas La gran broma final / 2012 Grupo de Expertos Solynieve La nueva reconquista de Graná / 2013 Joe Crepúsculo Fábrica de baile / 2014 Single Me enamoré / 2015 Joe Crepúsculo A fuego / 2016 Manel Sabotatge / 2017 Los Planetas Islamabad / 2018 Rosalía Malamente (Cap. I Augurio) / 2019 Manel Per la bona gent / 2020 C. Tangana Demasiadas mujeres / Tú me dejaste de querer / 2021 Zahara MERICHANE / 2022 Rosalía Saoko / 2023 Triángulo de Amor Bizarro Estrella solitaria ∎